La estancia de la Princesa de Asturias en Ceuta ha transcurrido con absoluta discreción, alejada de actos públicos y centrada exclusivamente en su formación militar a bordo de la fragata Blas de Lezo. Sin embargo, su presencia ha provocado una fuerte reacción en medios marroquíes, como el digital Kawalisrif, que en un artículo sin firmar ha acusado a España de reafirmar su control sobre «colonias» y ha criticado que doña Leonor llegara en una fragata militar en lugar de un vehículo oficial.
El medio ha considerado su visita «una afirmación simbólica de una ocupación» y ha calificado a Ceuta y Melilla como «ciudades ocupadas». También ha reprochado su presencia en el Sábado Legionario. Más moderado, aunque igualmente crítico, Bladna24 ha descrito la visita como «no oficial, pero con profundas implicaciones políticas e históricas», y ha advertido de que no pasará desapercibida en los círculos políticos marroquíes debido a la sensibilidad del asunto.
Mientras tanto, Ceuta ha recibido con entusiasmo la visita, marcada por el pasodoble La Banderita, interpretado desde una patrullera durante la maniobra de atraque. La Princesa se ha alojado en un hotel céntrico, ha compartido una comida típica en el restaurante Oasis, en el monte El Hacho, y sólo ha participado en una recepción oficial en calidad de cadete. Aunque su presencia responde a una parada técnica de la fragata, 18 años después de la última visita de los Reyes, su llegada ha sido celebrada por la ciudad y vista desde Marruecos como un gesto de fuerte carga simbólica.