Eran los tiempos en que el PP movilizaba a millones de espaƱoles a manifestarse contra el matrimonio gay, el aborto o la memoria histórica. Rajoy lideraba la oposición y Zapatero promovĆa la nueva ingenierĆa social –actualizada dos dĆ©cadas despuĆ©s con las versiones 2.0 de la coalición PSOE y Podemos– que los populares combatĆan en calles, parlamentos y tribunales.
Que el PP cuestionara toda la mercancĆa ideológica socialista fue una osadĆa para la prensa progresista, que llamó crispación a hacer oposición. Poco pareció importar a Rajoy, que no era, ni por asomo, cuestionado en su partido en el que ya militaban Borja SĆ©mper, Feijoo o Soraya SĆ”enz de SantamarĆa, a los que no se recuerda rechistar por las banderas culturales que entonces izaba el PP.Ā
Tampoco se escucharon quejas por los recursos ante el Constitucional contra el matrimonio homosexual, la presencia de Bildu en las instituciones y la ley del aborto. El tribunal –entonces presidido por Pascual Sala, de tendencia progresista– validó las dos primeras cuestiones (y eso que el Supremo avaló la ilegalización de Bildu) dejando el aborto para otro momento.
La prensa afĆn a GĆ©nova 13 apoyaba mayoritariamente a Rajoy. En realidad, nadie de los que hoy defienden la adaptación camaleónica del PP a los postulados de la izquierda abrió la boca. Arroparon a Mariano cuando hizo una cosa y la contraria. A eso, a estar siempre con el poder, le llaman lĆnea editorial.
MĆ”s tarde la crisis económica azotó a EspaƱa contribuyendo de manera notable a que el 20 de noviembre de 2011 Rajoy ganara las elecciones por mayorĆa absoluta. Lo hizo con 186 escaƱos, batiendo la que Aznar logró en el 2000. Era una oportunidad histórica para aplicar un programa electoral que incluĆa la derogación de la ley AĆdo, la memoria histórica, bajada de impuestos y la reforma de la ley del poder judicial, esto es, despolitizar la elección de jueces.
Con mayorĆa en el Constitucional favorable a Rajoy nada hacĆa presagiar que el recurso contra el aborto fuera archivado en un cajón. El tribunal no se pronunciaba pero el Gobierno del PP tampoco se atrevĆa a derogar la norma. Rajoy encontró dos coartadas: no habĆa consenso con la izquierda y la economĆa era mĆ”s urgente.
En cualquier caso, la cuestión del aborto erosionó al PP. Alberto Ruiz-Gallardón dimitió como ministro de Justicia porque el consejo de ministros tumbó su reforma por la presión de SĆ”enz de SantamarĆa. AdemĆ”s, una decena de parlamentarios y senadores reclamaron a la dirección del partido aplicar el programa de 2011, que decĆa asĆ: Ā«Cambiaremos el modelo de la actual regulación para reforzar la protección del derecho a la vida, asĆ como de las menoresĀ». A pesar de la promesa, los diputados fueron purgados por la vicepresidenta y no repetirĆan en las listas en diciembre de 2015.Ā
Los congresistas Eva DurĆ”n, Lourdes MĆ©ndez, JosĆ© Eugenio Azpiroz y Antonio GutiĆ©rrez Molina habĆan votado en contra de la modificación que el PP hizo de la ley AĆdo para que las menores sólo pudieran abortar con permiso paterno. Eso fue todo lo que Rajoy cambió de un texto que admitĆa el aborto libre hasta las 14 semanas.
Algunos llamaron dĆscolos a esos diputados que en realidad sólo pedĆan cumplir el programa y los estatutos del partido. Precisamente Cristina Cifuentes estuvo a punto de eliminar las referencias al humanismo cristiano durante el XVII Congreso de Sevilla en 2012. La entonces delegada del Gobierno en Madrid presentó una enmienda a la ponencia polĆtica que recogĆa en el punto 18 la voluntad de Ā«tomar como referencia a nuestra tradición cristiana e ilustradaĀ». En su lugar, Cifuentes proponĆa Ā«humanismo occidental o europeoĀ». Su intentona no fructificó, pero sólo formalmente. Si bien los estatutos no cambiaron, el PP sĆ lo hizo por la vĆa de los hechos, metĆ”fora que explica su infinito viaje al centro.Ā
En su primera legislatura, Rajoy tambiĆ©n dejó en el tintero la bajada de impuestos (Montoro los subió incluso mĆ”s de lo que proponĆa IU), la reforma de la ley del poder judicial y la batalla contra ETA y todo su entramado polĆtico. No en vano, el PP habĆa salido a la calle junto a las vĆctimas del terrorismo para denunciar la negociación de Zapatero con la banda. Aquello se olvidó y Bolinaga, secuestrador de Ortega Lara, fue excarcelado como antes De Juana Chaos.Ā
Lo mismo ocurre con la ley de memoria histórica, de la que Rajoy dijo estar Ā«profundamente en contraĀ» meses antes de las elecciones de 2011 y hoy sigue en vigor –y ha sido empeorada por el Gobierno de SĆ”nchez–, incluso en comunidades donde gobierna el PP como AndalucĆa o Castilla y León hay normas similares. Pero no hay motivo para la zozobra: Feijoo ha prometido que la derogarĆ” –con estos antecedentes quiĆ©n puede dudar de su palabra– junto a la ley trans, el aborto, la eutanasia, la ley CelaĆ” y la del Ā«sólo sĆ es sĆĀ».