Los sindicatos de la Policía y la Guardia Civil critican la falta de medios materiales y humanos para gestionar la crisis migratoria, que en las últimas semanas ha alcanzado su nivel máximo.
Los agentes denuncian que las soluciones del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, son insuficientes. «Nos sentimos desbordados y desprotegidos«, han asegurado en declaraciones a La Razón.
Laura García, portavoz de Jupol, advierte a este medio de la escasez de personal y recursos, especialmente en Canarias, que se ha convertido en uno de los principales puntos de llegada de inmigrantes ilegales. En El Hierro, explica que hay apenas cuatro policías de día y tres de noche para atender a las personas rescatadas, lo que supone un riesgo tanto para los agentes como para los inmigrantes, especialmente si se produce algún incidente o motín. Además, señala que se están reubicando agentes de una isla a otra, afectando a la disponibilidad de policías en otras zonas.
Mila Cívico, portavoz de JUCIL (Justicia para la Guardia Civil), subraya la «desprotección» que sufren los agentes, y denuncia que el flujo migratorio no es algo nuevo, sino un problema de larga data para el que llevan años pidiendo una revisión de los puestos de trabajo, especialmente en Ceuta, donde el control de la frontera recae en un pequeño grupo de guardias civiles, lo que complica su labor.
La situación en Ceuta es especialmente tensa, ya que los inmigrantes suelen lanzarse al mar en grupos de hasta 200 personas, aprovechando la oscuridad. Esto genera una gran presión sobre los agentes, que se ven obligados a gestionar estas avalanchas humanas con recursos limitados. Además, las fuerzas de seguridad han tenido que lidiar con denuncias relacionadas con su actuación en episodios anteriores. El caso más conocido es el juicio a 16 agentes de la Guardia Civil por los hechos ocurridos en El Tarajal en 2014, cuando dispararon balas de goma a un grupo de inmigrantes, resultando en la muerte de 15 personas. «Nos sentimos desamparados, sin ningún tipo de apoyo ni respaldo», afirman desde JUCIL, y exigen que se reconozca la labor de la Guardia Civil como profesión de riesgo.
Por otra parte, tanto JUPOL como JUCIL coinciden en que muchas de estas llegadas están organizadas por mafias. Señalan que en el aeropuerto de Barajas, los inmigrantes que llegan desde Marruecos suelen hacer escala en Casablanca, donde todos siguen un patrón similar: rompen sus pasaportes y los tiran en los baños del avión. En Ceuta, la mayoría de los inmigrantes ilegales llegan equipados con trajes de neopreno y aletas, lo que indica que hay una planificación detrás de estos viajes.
Con la llegada del otoño y la previsión de un aumento en las llegadas, la Policía y la Guardia Civil siguen reclamando más recursos y protección tanto jurídica como institucional para poder afrontar esta crisis que amenaza la seguridad nacional. Reiteran sentirse «desamparados» ante la falta de soluciones del Ministerio del Interior, que responde con medidas que consideran insuficientes.
