«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El Puerto de Melilla se planta ante Marlaska: 'Mantendremos las concertinas'

«Para nosotros, lo primero son los intereses de los melillenses. Primero Melilla y los melillenses, y luego está el marketing, la foto, la pose…», advierten.

La Autoridad Portuaria de Melilla mantendrá las concertinas instaladas en las nuevas vallas del Paseo del Espaldón para evitar la entrada a su zona restringida de inmigrantes que tratan de colarse en los barcos que conectan con la península y llegar como polizones a Europa.
En rueda de prensa, el presidente de la Autoridad Portuaria, Miguel Marín, ha afirmado que las concertinas, cuya colocación ha generado cierta polémica en Melilla, se mantendrán «hasta que el nuevo Gobierno invente otra cosa que tenga el mismo efecto o mejor que este».
Marín ha indicado que no ha recibido ninguna instrucción desde el Gobierno para que sean retiradas dichas concertinas, a pesar de que anunció su intención de estudiar su retirada en la valla fronteriza entre España y Marruecos en las dos ciudades autónomas para evitar lesiones a los inmigrantes.
«Para nosotros, lo primero son los intereses de los melillenses. Primero Melilla y los melillenses, y luego está el marketing, la foto, la pose… Eso no va con el PP, sino la gestión y la defensa de los intereses de la ciudad», ha afirmado Marín, que también es secretario general de la formación popular.
Ha recordado además que, cuando el fenómeno migratorio en el puerto de Melilla fue en aumento, se comprometió a conseguir que fuera «inexpugnable», algo que ya está cerca de alcanzar porque la disminución de las intrusiones «ha sido espectacular» y aún queda por culminar otra de las medidas, que es la instalación de la caseta de vigilancia al final del Paseo del Espaldón.
A su juicio, ello avala las medidas disuasorias adoptadas, todas ellas «legales y autorizadas dentro de nuestro Estado de derecho», a pesar de que «algunos agoreros decían que eso no iba a valer para nada» y se limitaron a lanzar críticas.

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