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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Rajoy: seis años de Gobierno y cuatro millones de votos perdidos

Los cambios en el discurso político de los populares han dejado a una parte de la población española sin un referente político

El próximo mes de diciembre se cumplen seis años desde que Mariano Rajoy fuera elegido presidente del Gobierno. Como suele ocurrir, el discurso que se mantiene mientras se está en la oposición no coincide plenamente con el que se tiene una vez que se alcanza el poder. Pero en el caso del actual Partido Popular, la diferencia es tanta que un partido que aglutinaba el voto del centro derecha, se ha convertido en un partido de centro izquierda, en una socialdemocracia al uso.
En materia económica, ni liberales ni intervencionistas se muestran satisfechos con las medidas del Ejecutivo de Rajoy. Es cierto que la economía ha mejorado y que el paro ha bajado, también que se percibe un aumento del consumo importante. El dato de crecimiento económico de España en 2011 era negativo (-1,1%) y en 2016 se crecía al 3,3%. Pero ¿qué prometía Rajoy desde la oposición y qué ha hecho?
Durante los ocho años de Rajoy como líder de la oposición, no paró de criticar las medidas del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. A la vez que consideraba desacertadas sus políticas hizo una serie de promesas, pocas ha cumplido.
Con respecto al IVA, Rajoy aseguraba que subir este impuesto al cosumo demostraba la bajeza política de quien lo realizaba. Solamente medio año después de su llegada al poder, el 11 de julio de 2012 anunciaba una subida del IVA desde el 18% al 21%. El IRPF era otro de sus temas recurrentes. Se pasó desde 2004 hasta 2011 asegurando que para su Gobierno la bajada de este impuesto sería una prioridad. Los españoles todavía la están esperando y el pasado mes de julio, el ministro Montoro aseguraba que no había margen para tal rebaja.
Una de sus promesas estrella durante la campaña electoral de las elecciones en 2011 era la reducción del paro a la mitad. Entonces había 5,04 millones de parados. A día de hoy hay más de 3,5 millones. Se comprometió en todo momento a no tocar las pensiones. A día de hoy la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas supera el 5% acumulado y el fondo de pensiones que heredó y ascendía a 65 mil millones de Euros está en 11 mil millones.
Aseguraba que las políticas sociales pasaban por no recortar en Sanidad, Educación y Dependencia. La Sanidad, sólo en el último año, ha pasado de ocupar el 6,12% del presupuesto del Estado al 5,92; la educación del 4,04% al 3,9%; y la Dependencia tiene un déficit de casi 3.000 millones anuales.
También se comprometió a no abaratar el despido, cosa que ya había hecho Zapatero que bajó el cálculo de la indemnización por esa causa de los 45 días por año trabajado a 33. Rajoy ha continuado con esa tendencia y lo ha reducido hasta los 22 días. Y, poco antes de su subida al poder, el actual presidente se comprometía a no apoyar una amnistía fiscal. En 2015 decretaba una.

La derecha española se queda sin partido

Pero no todo es economía. El PP mantuvo una dura oposición a las políticas sociales e ideológicas de Zapatero mientras que estuvo en la oposición. Pero de eso no queda nada, una circunstancia que le ha hecho perder hasta cuatro millones de votos. Unos votantes que están buscando una formación política que defienda esos principios y valores abandonados por el PP de Rajoy.
El PP recurrió la Ley Aído ante el Tribunal Constitucional en 2010. La sociedad española está todavía esperando la resolución del alto tribunal. Por aquel entonces el PP aseguraba que el “aborto es malo para la mujer”, ahora le llama interrupción voluntaria del embarazo y permitió que Celia Villalobos asegurase que en el PP no tenía cabida quien no defendiera el aborto.
En 2011, antes de ganar las elecciones con mayoría absoluta, prometió que derogaría la Ley de Memoria Histórica porque dividía a la sociedad y reabría nuevamente las heridas. No solamente sigue la ley en vigor, sino que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, dijo que se sentía muy orgulloso de que se mantenga.
Con respecto al separatismo catalán, la postura del PP también ha variado. Cuando Zapatero aceptó el cambio del estatuto de autonomía presentado por Montilla, el PP presentó un recurso de inconstitucionalidad cuya preparación corrió a cargo de Soraya Sáenz de Santamaría. Pero mientras tanto, el PP de Cataluña no tuvo ningún problema en apoyar los presupuestos de Arturo Mas durante dos años, aunque estos mantenían partidas que los populares habían considerado en su recurso que se excedían del marco competencial.
Uno de los cambios que más daño ha hecho al PP es el de la política antiterrorista. Tras la salida de María San Gil, Carlos Mayor Oreja, Carlos Iturgaiz o Santiago Abascal, los nuevos responsables del partido en el País Vasco -Iñaki Oyarzabal o Borja Sémper- decidieron que había que empezar con una “nueva forma de hacer política”. Han dejado al partido como una fuerza residual en esa comunidad autónoma donde llegaron a tener 19 diputados.
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