Red Eléctrica, empresa pública dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, conocía que la entrada masiva de las renovables en España limitaba la efectividad de los sistemas de protección actuales. En mayo de 2024, ya advirtieron en sus propios documentos técnicos que la integración masiva de renovables asíncronas como la eólica y la solar —basadas en electrónica de potencia— podía provocar fallos en los sistemas de protección del sistema eléctrico español. Pese a esa advertencia, la compañía continuó promoviendo y celebrando los «récords» de integración de renovables, incluso en zonas especialmente vulnerables y con una creciente presencia de autoconsumo difícilmente cuantificable.
Según los Criterios Generales de Protección del Sistema Eléctrico Español, publicados por Red Eléctrica, la transición energética ha supuesto un profundo cambio técnico: «la entrada masiva de fuentes de energía renovables que han ido desplazando a las plantas térmicas tradicionales» ha provocado que ciertas zonas de la red —antes consideradas secundarias— se hayan convertido en puntos críticos de evacuación de generación. Este cambio implica mayores exigencias para los sistemas de protección, que fueron diseñados en una era dominada por generación síncrona.
Más preocupante aún es que el propio documento reconoce que «en zonas donde exista una alta penetración de generación basada en electrónica de potencia, podrían darse situaciones en las que el comportamiento de algunas de las funciones de protección actuales no fuera el esperado». Es decir, Red Eléctrica sabía que parte del sistema de protección podía fallar precisamente en los escenarios que se estaban fomentando.
A pesar de este diagnóstico, la estrategia de Red Eléctrica y del Ministerio ha seguido centrada en acelerar la penetración de renovables, incluso en ausencia de garantías plenas sobre la fiabilidad del sistema en ciertos nudos críticos. La situación se agrava con la proliferación del autoconsumo solar, conectado a la red y con impactos relevantes sobre el flujo eléctrico, pero cuya magnitud exacta resulta, a día de hoy, incuantificable.
El propio documento deja claro que el comportamiento de los dispositivos de protección no está garantizado si disminuye el volumen de generación síncrona, que es justamente lo que ocurre al sustituirla por renovables basadas en electrónica de potencia. Así, mientras se celebran récords de descarbonización y generación verde, persiste un riesgo latente de inestabilidad y fallos no selectivos que podrían afectar tanto a la continuidad del suministro como a la seguridad del sistema eléctrico.