«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
el estado controla una treintena de empresas estratégicas

Sánchez acapara para el Gobierno mayor poder empresarial con la entrada en Telefónica

Una señal de prohibido frente a la sede de Telefónica. Europa Press.

Desde que hace unos días se anunció la compra de un 10% de Telefónica, empresa estratégica de telecomunicaciones, el Gobierno ha recibido numerosas críticas por su intervencionismo. Pedro Sánchez ordenó a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) la entrada en el accionariado de Telefónica, en un movimiento sorprendente del Gobierno socialista.

Aprobada en el Consejo de Ministros el pasado mates, este paso adelante de Sánchez supondrá el gasto de más de 2.000 millones de euros públicos. Una cifra que se suma a la millonaria cartera de acciones que el Estado tiene sobre más de una treintena de empresas. Telefónica, además, no es cosa menor, puesto que se sitúa en la cuarta posición de compañías de telecomunicaciones de Europa.

El movimiento, sin embargo, no ha sido celebrado por todos. En el mundo de la empresa muchos han visto con cierta preocupación este aumento de poder del Estado sobre las empresas públicas: «No es un buen mensaje para los inversores el que se participe demasiado en las empresas», aseguró Salvador Martín, del Consejo General de Economistas.

Con el propósito de evitar la participación de STC, poderosa empresa de Arabia Saudí, el Gobierno ha unido Telefónica a la cartera empresarial que maneja el SEPI, desde Correos e Indra hasta CaixaBank, Hipódromo de la Zarzuela, EFE, Hispasat y muchas más. Cerca de 80.000 empleados trabajan en España bajo el control directo de la presidenta del SEPI, Belén Gualda. En 2022, las propiedades de este ente público llegaron a facturar 5,25 millones.

Pero eso no es todo. El Gobierno de Sánchez también gestiona grandes compañías de infraestructuras. Es el gasto de Adif, Renfe, Aena o Puertos del Estado. Todas ellas, públicas, dependen del Ministerio de Transportes. Y ahora, además, tienen un vínculo estrecho con Ferraz, puesto que todas ellas están dirigidas por cargos cercanos al Partido Socialista.

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