«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
persiste en su negativa a ir más allá del 2,1% del PIB

Sánchez queda como el «paria» y el «villano» de la OTAN mientras los aliados lo señalan como «mal ejemplo»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

España vuelve a quedarse sola en el seno de la OTAN. La posición del Gobierno de Pedro Sánchez, que se niega a asumir los nuevos objetivos de gasto militar planteados en la cumbre de la Alianza en La Haya, ha provocado un aluvión de críticas de los socios internacionales, que califican su postura de «mal ejemplo». Cada vez son más los aliados que se comprometen a incrementar su inversión en Defensa, mientras España persiste en su negativa a ir más allá del 2,1% del PIB.

El rechazo frontal de Sánchez a sumarse al objetivo de destinar el 5% del PIB a la seguridad nacional no sólo ha indignado a los países del flanco oriental, más expuestos a la amenaza rusa, sino que ha sido desautorizado públicamente por el propio secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Apenas unas horas después de que el Ejecutivo español anunciara su supuesta «senda propia» de gasto militar, Rutte rechazó cualquier excepcionalidad para España.

Desde Polonia, uno de los países más activos frente a la amenaza de Putin, lo han expresado sin ambigüedades: la posición de Sánchez es «un mal ejemplo» dentro de la Alianza. La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, socialista como el propio Sánchez, criticó abiertamente que se intente pactar acuerdos bilaterales al margen de los compromisos comunes: «No es justo», sentenció.

El clima de rechazo no ha parado de crecer. “Muchos países no están contentos con España”, resume una fuente diplomática. Incluso la prensa internacional, habitualmente complaciente con el Gobierno socialista, ha empezado a dar la espalda a Sánchez. El medio Politico, próximo al Ejecutivo español en otras ocasiones, le dedicó un demoledor editorial en el que lo define como «villano» y «paria» dentro de la OTAN.

Al malestar creciente se suma el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha calificado la actitud de España como un «problema» para la Alianza. Mientras tanto, las principales potencias europeas avanzan hacia el nuevo objetivo de gasto. Alemania, Francia y Reino Unido han anunciado sus propios planes para reforzar su inversión militar.

El canciller alemán, Friedrich Merz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, firmaron un artículo conjunto en Financial Times donde marcan la hoja de ruta: actualmente en el 2% del PIB, ambos países prevén alcanzar el 3,5% en gasto militar directo y un 1,5% adicional en áreas como ciberseguridad o infraestructuras críticas. Mark Rutte detalló incluso que Alemania duplicará su gasto en Defensa entre 2021 y 2029, pasando de 70.000 a 150.000 millones de euros anuales.

El Reino Unido también se suma. El nuevo primer ministro, Keir Starmer, ha anunciado que su Gobierno asumirá el compromiso de alcanzar el 5% del PIB en seguridad nacional para 2035, reafirmando su papel central dentro de la Alianza Atlántica.

Frente a este consenso generalizado, el Gobierno español mantiene su bloqueo. Argumenta que elevar el gasto militar exigiría recortes y subidas de impuestos de dimensiones «titánicas», aunque este planteamiento es engañoso. La OTAN no exige a España alcanzar directamente el 5% del PIB. El verdadero objetivo es situar el gasto duro en Defensa en el 3,5% y completar el 1,5% restante con otros ámbitos de seguridad, algo para lo que la propia Alianza ofrece flexibilidad.

Fuentes de la OTAN aseguran que España no tendría dificultades técnicas para alcanzar ese nivel, pero el Gobierno prefiere mantener el relato político interno. Como resultado, Sánchez se queda aislado, con apenas Bélgica y Eslovaquia —este último gobernado por el nacionalista prorruso Robert Fico— amagando con seguir una posición similar.

+ en
Fondo newsletter