Un reciente informe publicado por el Pew Research Center ha confirmado una tendencia que lleva años gestándose en España: la desaparición progresiva de la identidad cristiana entre la población adulta. De todos los países incluidos en el estudio (36 en total) España encabeza el ránking con la mayor pérdida proporcional de fieles cristianos respecto a su población.
Aunque históricamente asociada al catolicismo, la sociedad española está experimentando un giro radical en materia de fe. Mientras que el 87% de los adultos afirma haber sido criado en el cristianismo, en la actualidad sólo el 54% mantiene esa filiación religiosa. Esta diferencia refleja una pérdida neta del 33% en términos de identidad cristiana, una de las más significativas a escala internacional.
El estudio revela que más de un tercio de quienes fueron educados como cristianos han abandonado esa fe (36%), mientras que las conversiones al cristianismo entre quienes crecieron en otros credos o sin ninguno son residuales, apenas un 3%. Esta evolución no ha derivado en un auge de otras religiones, sino en el crecimiento de quienes se identifican como ateos, agnósticos o simplemente sin religión.
De hecho, el 44% de los españoles se declara hoy no creyente o sin adscripción religiosa, frente al 10% que fue educado en ese entorno sin creencias definidas. Es decir, la mayor parte del abandono religioso se ha traducido en secularización, no en conversión a otros sistemas de fe.
Sin embargo, el estudio también apunta a un fenómeno inverso, aunque minoritario: algunas personas educadas sin religión han terminado encontrando en el cristianismo una nueva identidad espiritual. En el caso español, un 16% de los adultos criados sin creencias religiosas se declaran hoy cristianos, una cifra que incluso supera los porcentajes de países como Alemania, Francia o Reino Unido, donde ese cambio oscila entre el 11% y el 14%.
Este proceso de distanciamiento del cristianismo no es exclusivo de España. Países como Suecia, los Países Bajos o Alemania han registrado descensos cercanos al 30%, en los que cerca de la mitad de quienes fueron criados como cristianos han dejado de identificarse con esa fe.
En contraste, algunos países de Europa del Este y del sur conservan una fuerte retención religiosa. Es el caso de Hungría, donde el porcentaje de cristianos ha pasado del 77% al 79%, debido a una combinación de fidelidad entre los educados en la fe y nuevas conversiones. En Polonia, el 99% de los adultos fue criado como cristiano y el 95% mantiene esa identidad hoy. Grecia e Italia, aunque también muestran caídas, siguen siendo mayoritariamente cristianas, con un 84% y 73% respectivamente.