Un inmigrante marroquí de 21 años con más de una docena de antecedentes policiales ha sido nuevamente detenido en Las Palmas de Gran Canaria tras protagonizar varios incidentes violentos en apenas una semana. Especializado en robos, no duda en usar la violencia, y en dos ocasiones recientes ha amenazado con apuñalar a sus víctimas, incluso a agentes de la Policía Nacional, según informa La Provincia.
El primero de estos episodios ocurrió la noche del 2 de octubre, cuando el joven ingresó en una pizzería en la zona del Puerto, con la intención de robar lo que pudiera. Fue descubierto por los clientes del local mientras intentaba llevarse una mochila que contenía una tableta electrónica. Los gritos alertaron a un agente de policía fuera de servicio que pasaba por el lugar y se acercó para intervenir. Tras identificarse como policía, el ladrón huyó corriendo del establecimiento.
El agente, tras dar aviso a la sala operativa del 091, intentó detener al sospechoso, que se escondió entre dos coches estacionados. Al verse descubierto, el joven, de origen marroquí, sacó una navaja de 13 centímetros e intentó atacar al agente. Afortunadamente, el policía logró esquivar el ataque, aunque el delincuente aprovechó para volver a escapar. Pocos metros después, otros agentes uniformados lo detuvieron cerca de La Puntilla, gracias a las descripciones proporcionadas por testigos y el agente fuera de servicio. Aunque fue arrestado por robo e intento de homicidio, sorprendentemente quedó en libertad tras ser puesto a disposición judicial.
Menos de una semana después, el 7 de octubre, el joven reincidió. Esta vez intentó asaltar a dos mujeres en el barrio de Arenales, exigiéndoles dinero bajo amenazas de muerte. Armado con un cuchillo, las intimidó hasta que la presencia de la policía en la zona frustró sus planes. Tras el aviso de los transeúntes, los agentes localizaron y detuvieron nuevamente al individuo en la calle Molino de Viento. Por segunda vez en menos de siete días, el delincuente terminó la noche en el calabozo.
Este joven, que parece no tener reparos en amenazar de muerte a quien se cruce en su camino, incluidas las fuerzas del orden, continúa acumulando detenciones sin que, por el momento, haya recibido una condena que lo mantenga fuera de las calles.