El diputado de VOX Juan José Aizcorbe ha criticado la reforma del Gobierno para disolver a las asociaciones que le incomodan y que se oponen a su «verdad» en materia histórica.
«La redacción de esta norma, más propia de una comisión de censura que de un parlamento democrático, es una coartada para justificar un atropello intolerable a nuestras libertades más básicas. Lo que realmente se persigue no es sólo un revisionismo histórico, sino el control del pensamiento, la criminalización de la disidencia y la imposición de un único relato oficial desde el poder», ha manifestado en el Pleno del Congreso.
«Las asociaciones serán juzgadas no por lo que hacen, sino por lo que piensan. ¿Y qué será apología o enaltecimiento del franquismo? ¿Será apología no condenarlo con la vehemencia exigida? ¿Evitar recordar la construcción de pantanos por si la nostalgia hidráulica resulta subversiva? ¿Reconocer que en este periodo histórico se forjó una gran clase media, hoy desaparecida? Esta norma abre una espiral peligrosa. Lo que hoy se aplica obsesivamente contra el franquismo, mañana se aplicará contra cualquier adversario político», ha añadido Juan José Aizcorbe
Así, ha dicho que la reforma «arremete contra los pilares de cualquier democracia real: la libertad ideológica, la libertad de expresión y la libertad de asociación». «Es una muestra más de la deriva despótica de un Gobierno que instrumentaliza la ley para silenciar a quienes no se arrodillan a sus postulados y pretende decidir qué asociaciones pueden existir y cuáles deben ser borradas».
«Estamos ante una norma arbitraria, incoherente e inconstitucional que colisiona con el derecho de asociación del artículo 22 de la Constitución, confunde delitos individuales con responsabilidades colectivas, ignora la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y convierte el derecho en un arma para castigar al disidente», ha subrayado, al tiempo que ha manifestado que el Ejecutivo «necesita reescribir la historia porque desprecia la realidad» y «quiere borrar al disidente sin juicio, sin condena, sólo con la palabra de un fiscal obediente y una mayoría parlamentaria fanática».
Lo que hacen, ha dicho, es «una transgresión política». «No buscan justicia, buscan venganza. No quieren convivencia, quieren imposición. No, no vamos a permitir que instalen un régimen del miedo, un régimen en que cada español deba medir sus palabras y, por tanto, sus pensamientos, por temor a represalias ideológicas. España no es ni será jamás una nación de esclavos ideológicos. No aceptamos que el Gobierno actúe como tribunal ideológico ni que convierta a este Parlamento en una cátedra de censura. Todo aquel que vote a favor de esta ley o mire hacia otro lado como los tibios deberá rendir cuentas ante la historia y ante el pueblo español.
«Esta patria nuestra, forjada en siglos de historia, fe y sacrificio, ha demostrado que la verdad prevalece sobre la mentira y que la libertad siempre resurge. Ojalá encuentre en la concordia de una patria unida y libre que ustedes nos quieren hurtar el rumbo que merece», ha concluido.