El presidente de VOX, Santiago Abascal, anunció que su formación pasa a la oposición en las cinco regiones en las que gobernaba con el PP. Renuncia, por tanto, a las vicepresidencias en Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana y Murcia, y retira a los gobiernos (también en Extremadura y Baleares) su apoyo parlamentario: «Nadie nos ha votado para que continúe la invasión de inmigración ilegal y de menas».
La formación renuncia también a las consejerías donde cogobernaba, aunque el consejero de Mundo Rural de Extremadura, Ignacio Higuero, se pasa al PP y seguirá con María Guardiola.
Abascal ha señalado este viernes que todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional pudieron hablar con libertad. «VOX no es un partido norcoreano y se toman las decisiones por mayoría. No tenemos ninguna duda que la decisión es apoyada por nuestra militancia y por nuestros votantes», ha agregado en Telecinco, antes de insistir en que salen de los gobiernos porque no quieren convertirse «en cómplices de la inmigración masiva». «No tenemos ninguna otra manera de responder a la agresión de Feijoo, que ha sido quien ha decidido que se rompieran estos pactos llevando adelante una medida que sabía que a su socio le imposibilitaba continuar adelante. El Partido Popular lo sabía, lo sabían los dirigentes territoriales y han tenido que obedecer las instrucciones de Feijoo», ha agregado.
Así, ha manifestado que los vicepresidentes de VOX han tenido «una posición heroica», una posición absolutamente digna «y sólo tengo para ellos palabras de reconocimiento». «En VOX no se toman las decisiones por sillones, se toman por principios».
Abascal ha reiterado que la inmigración ilegal es «un problema para la seguridad en las calles». «Es un problema para los servicios sociales, la atención sanitaria, los presupuestos regionales… Es un problema de primer orden que estamos viviendo en las calles. Quizá algunos no lo viven porque son vecinos de zonas acomodadas, pero hay muchos españoles que hoy nos están escuchando y que saben que no estamos hablando de un grupito de chavales». «No se trata de 300 o 400 ilegales a los que ustedes llaman niños y que son jóvenes ya mucho más fornidos que nosotros. Se trata de una avalancha continua y en cuanto esos se reparten, entran otros. Se trata del efecto llamada que nosotros queremos detener».
«No se puede lanzar un mensaje al mundo de que aquí caben todos los inmigrantes ilegales, todos los menores no acompañados del mundo y de África (…). Esa es una solidaridad absolutamente falsaria, un suicidio para nuestra sociedad y nosotros no vamos a ser cómplices del reparto de la inseguridad por las calles y las ciudades de España», ha concluido.