El grupo parlamentario de VOX en Bruselas ha solicitado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que reconsidere urgentemente la prohibición de la venta de vehículos de combustión interna a partir de 2035 y el uso total de los mismos más allá de 2050. En una carta enviada por la delegación encabezada por Jorge Buxadé, se advierte de que esta normativa pone en grave riesgo a la industria automovilística europea, de la que dependen millones de empleos en la región.
VOX señala que grandes fabricantes como Mercedes, Volkswagen, Renault y Ford ya han frenado sus planes de electrificación, dada la baja penetración de los coches eléctricos en el mercado europeo. El porcentaje de ventas de vehículos eléctricos sigue siendo tan reducido que hacer viable una transición completa hacia la electrificación sería inviable en estos momentos.
El Reglamento 2023/85, aprobado por Bruselas a finales de 2023, establece que, a partir del 1 de enero de 2035, quedará prohibida la venta de coches con motores de gasolina y diésel en todos los concesionarios de la Unión Europea, mientras que su circulación será ilegal a partir de 2050. Esta decisión, aunque impulsada por la necesidad de reducir las emisiones de CO2, ha generado gran preocupación en el sector.
A pesar de la fuerte oposición alemana, que amenazó con bloquear el acuerdo, el reglamento salió adelante. Alemania insistió en que los combustibles sintéticos (e-fuels) debían seguir siendo una opción, aunque no lograron que se incluyeran plenamente en la normativa.
La industria automovilística europea, que hasta ese momento lideraba el mercado global gracias a sus motores de combustión, se enfrenta ahora a un panorama incierto. Con este reglamento, los fabricantes europeos pierden su ventaja competitiva frente a países como China, que no solo domina la fabricación de coches eléctricos, sino que también posee gran parte de los recursos minerales, como el litio, necesarios para producir las baterías de estos vehículos.
Jim Farley, presidente de Ford, alertó recientemente sobre el «riesgo existencial» al que se enfrenta la industria europea, destacando que China ya vende coches eléctricos con una autonomía de 500 kilómetros por menos de 10.000 euros, un precio que Europa no puede igualar con sus costes actuales de producción.
Por ello, VOX considera que este reglamento deja a la deriva a la industria del automóvil en Europa, y pide que se revise la postura comunitaria en materia de emisiones y transición energética. De no hacerse, la competencia china podría asestar un golpe definitivo al sector, poniendo en peligro la estabilidad laboral de millones de trabajadores en el Viejo Continente.