«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Advierten de que supondría un riesgo reputacional y financiero

Donald Trump certifica el fin de la ‘era woke’: las grandes empresas no unen sus logos a la bandera LGTB en el mes del «orgullo»

Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Redes sociales

La llegada de Donald Trump y su combate feroz contra la ideología woke sigue afectando a las grandes empresas. Tras eliminar las políticas de inclusión y diversidad (DUI) para poder seguir recibiendo fondos federales, la gran mayoría de multinacionales han optado por no poner en sus logos la bandera LGTB en el mes de junio, considerado el del «orgullo». Este viraje estratégico está marcado por la cautela: menos campañas, menos productos con simbología arcoíris y una retirada generalizada del activismo de marca que dominaba los escaparates en años anteriores.

Las compañías de consumo masivo, que durante la última década habían abrazado públicamente la causa LGBTQ+ con colecciones temáticas, donaciones y presencia visible en redes sociales, ahora se repliegan. Según una encuesta de la firma Gravity Research, el 39% de las corporaciones consultadas planea reducir su visibilidad durante el Mes del Orgullo este año. La presión, señalan, no es sólo económica: las amenazas de investigación por parte de agencias federales como la EEOC o el Departamento de Justicia, bajo la administración Trump, han generado un clima de intimidación que muchos califican de hostil hacia la diversidad corporativa.

Algunas compañías, como Target, que el año pasado fueron objeto de una fuerte reacción por parte de sectores conservadores, han optado este junio por un perfil bajo. Aunque aún venden artículos del Orgullo, la colección es más discreta, con menor presencia física en tiendas y con la mayoría del inventario disponible sólo en línea. La decisión responde, según reconocen desde la compañía, a las tensiones internas y a las amenazas que sufrieron empleados tras la controversia por una línea de trajes de baño pensados para personas transgénero.

El temor a represalias políticas se ha sumado a las consecuencias comerciales. Bud Light vivió en 2023 un desplome histórico en ventas tras una campaña con la influencer trans Dylan Mulvaney, lo que generó boicots masivos. La marca intentó recular, pero terminó perdiendo apoyos tanto entre los conservadores como entre el público LGBTQ+, quedando atrapada en el centro del debate cultural.

Las consecuencias del nuevo contexto político y económico ya se reflejan en las decisiones de marketing. Macy’s, Nordstrom, Kohl’s y Gap, entre otras, que el año pasado celebraron el Mes del Orgullo con colecciones especiales, donaciones o escaparates temáticos, han optado por el silencio este año. Incluso cadenas como Kroger o Walmart han advertido a sus accionistas del riesgo reputacional y financiero que implica hoy tomar posición en temas sociales divisivos.

Detrás de esta retirada, muchos ven el impacto de una Casa Blanca que ha endurecido su retórica y sus acciones contra las políticas woke.

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