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TRUMP JUGARÁ UN ROL CLAVE

El trumpismo, protagonista del futuro de los republicanos después de las ‘midterm’

Trump Rusia 2024
El expresidente de EEUU, Donald Trump. Europa Press

Una vez que ha culminado el ciclo de elecciones en Hispanoamérica, donde la izquierda en su vertiente criminal ha tomado un nuevo auge llevando a connotados agentes del Foro de Sao Paulo y sus sucedáneos al poder, las miradas de la región se sitúan ahora en las elecciones de mitad de mandato de los Estados Unidos, cuyo resultado podría condicionar severamente lo que resta del accidentado período presidencial de Joe Biden.

A pocos días de que se renueve la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado hay mucho más en juego que unas simples bancas en el Congreso de los EEUU. Lo que entrará en disputa el 8 de noviembre es, nada más y nada menos, que la determinación de la naturaleza que tendrá la Administración Biden en sus dos años finales al frente de la Casa Blanca, así como el escenario sobre el que cabalgará la disputa por el Despacho Oval en las presidenciales de 2024.

Si hay un hecho innegable que ha marcado la campaña previa a las midterm ha sido el desarrollo que tuvieron las primarias dentro del Partido Republicano, en medio de un contexto en el que el expresidente Trump decidió apoyar activamente a varios candidatos, contando con la buena fortuna de que aquellos salieron favorecidos en la medición de fuerzas internas dentro del Grand Old Party (GOP).

Comparativamente con lo ocurrido en los comicios de mitad de mandato de 2018, cuando Trump estaba al frente de los destinos de EEUU, la disposición del exmandatario a mostrar públicamente su predilección por determinados personajes para ser los abanderados republicanos a la Gobernación, el Senado o la Cámara, se ha incrementado notablemente. Basta saber que en aquel año el líder del movimiento MAGA solo optó por darle su respaldo a menos de 90 candidatos, mientras que este año arropó a unos 200 contendientes en las primarias, en 39 de los 50 estados del país.  

Pero la cosa no queda allí. Además, Trump parece haber ejecutado la maniobra con buen tino: la gran mayoría de los candidatos ungidos por el expresidente terminaron imponiéndose efectivamente como los postulados republicanos en sus estados. Incluso, un reporte de la BBC señala que en lo referente a la Cámara, la representante de Carolina del Norte, Madison Cawthorne, fue la única persona que, siendo titular del escaño y estando apoyada por Trump, perdió la primaria republicana.

Trump parece haber identificado dos elementos clave para desarrollar su estrategia: se volcó en las internas a favor de las tres cuartas partes de los republicanos que están en el cargo y persiguen la reelección (bien sea en la Cámara, en el Senado o en la Gobernación), y en segundo lugar decidió optar por incluir en su círculo de apoyados a candidatos que ni siquiera tenían oposición en las internas (corrían solos en la primaria).

Esto, que no es poca cosa, estaría dejando en claro un hecho que entusiasma a varios y deprime y molesta a otros tantos: el expresidente se habría convertido efectivamente en el centro en torno al que gira la vida del Partido Republicano de los Estados Unidos. Para bien o para mal.

No hay que dejar por fuera el hecho de que además de senadores y representantes, el 8 de noviembre están en juego 36 de las 50 gobernaciones del país norteamericano. Aproximadamente un 85% de los candidatos a gobernador que recibieron el apoyo del exmandatario en las contiendas internas republicanas terminaron quedándose con la nominación del partido.

Para el movimiento MAGA se avizora como una meta central controlar el mayor número de gobernaciones posibles en estados claves en esta oportunidad. Esto debido a que son los gobernadores los que certifican el resultado final de los colegios electorales de cada estado, con lo que eventuales peligros de alteración a la transparencia electoral en las presidenciales de 2024 podrían tener su dique de contención en estas autoridades.

Llama la atención que buena parte de los derrotados por el trumpismo en las internas republicanas formaron parte del grupo del GOP en la Cámara que promovió activamente el impeachment del antiguo ocupante de la Casa Blanca, por el asalto al Capitolio de 2021. En el listado de una decena de congresistas republicanos que perdieron la elección interna destaca por ejemplo el nombre de la representante por Wyoming, Liz Cheney, quien promovió activamente el juicio político a Trump. Sea como sea, parece que haberse ganado de enemigo al expresidente no fue un buen negocio de cara a la contienda partidista.

Las últimas elecciones de medio término (2018) convocaron a un 53% de los electores en Estados Unidos, lo cual marcó un repunte con la exigua participación del 42% exhibida en las mismas en 2014. Así las cosas, estos no son comicios que tradicionalmente convocan al mismo número de votantes que una elección presidencial.

Sin embargo, de nuevo hay que decir que en esta oportunidad hay más en juego que las bancas en el Congreso o las gobernaciones. El 8 de noviembre quizá asistiremos a la confirmación de lo que ya se sospecha: que Trump y el trumpismo serán los factores decisivos de cara a la elección presidencial de 2024, bien con el expresidente como protagonista, o bien como puntal de quien quiera que termine quedándose con la candidatura republicana.

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