A ver si lo entiendo: vivimos en una sociedad en la que hay cámaras por todas partes y una policía científica con medios para confirmar la autoría de un crimen a partir de los rastros más insignificantes. Pero alguien puede entrar en el espacio más vigilado y seguro del planeta, la Casa Blanca, con una bolsa de cocaína y dejarla por ahí sin que sea posible averiguar quién ha sido. Vale.
El hecho de que el servicio secreto de Estados Unidos haya concluido su investigación sobre la cocaína encontrada en la Casa Blanca sin identificar a un sospechoso parece, precisamente, especialmente sospechoso cuando el hijo del presidente, Hunter Biden, es un conocido drogadicto en dudosa rehabilitación, y ha llevado a un coro de denuncias de evidente encubrimiento.
La agencia federal hizo el anuncio después de que los investigadores revisaran las imágenes de vigilancia y los registros de visitantes. Según una fuente de NBC News, la teoría principal es que alguien en una gira dejó la sustancia ilícita en la Casa Blanca. Podría haber sido ántrax, podría haber sido cualquier sustancia tóxica para atentar contra el presidente.
«La investigación no puede señalar a sospechoso alguno entre los cientos de personas que pasaron por el vestíbulo donde se descubrió la cocaína», ha declarado el Servicio Secreto en un comunicado. Según los informes, no se encontraron huellas dactilares ni ADN en la bolsa de cocaína, afirma el Servicio Secreto. NBC informó que la evidencia había sido analizada en varios laboratorios federales, pero «no se encontraron huellas dactilares ni ADN utilizables». En este momento, la investigación del Servicio Secreto está cerrada «por falta de pruebas físicas».
La información sobre los detalles de dónde se encontró la bolsita de cocaína han cambiado varias veces desde que se hizo el descubrimiento el 2 de julio. Inicialmente, un portavoz de los servicios secretos declaró en rueda de prensa que los agentes «ubicaron un objeto desconocido en el complejo de la Casa Blanca». Luego, una grabación de audio del equipo Hazmat enviado a la Casa Blanca para investigar la sustancia indicó que estaba ubicada en la biblioteca. A continuación, la Casa Blanca dijo que se encontró en el vestíbulo del ala oeste, muy transitado.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, sugirió enérgicamente el miércoles que un miembro del público en una gira pudo haber dejado la droga en un «área muy transitada» del ala oeste. «Esta es un área muy transitada, muy transitada», insistió Jean-Pierre.
Finalmente, el jueves, NBC News informó que el contrabando se encontró en un cubículo cerca de la entrada ejecutiva oeste «mucho más segura», no en el vestíbulo del ala oeste. Según Andrea Mitchell de NBC, «la gente promedio simplemente no puede entrar» donde se encontró la bolsita de cocaína.
Según el exagente del servicio secreto Dan Bongino, el culpable tiene que ser un miembro de la familia Biden porque todos los demás tienen que pasar por un estricto control de seguridad. «Tenía que ser uno de los protegidos, no hay otra explicación, declaró en un video publicado en Rumble. «Eso nunca habría pasado por el puesto de control. Ni en sueños».
Para muchos observadores, en fin, la misma negativa de los agentes a identificar a un culpable es ya un modo de identificar al culpable que, por cierto, no es la primera vez que encubren los servicios de seguridad que paga el contribuyente estadounidense.