El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha decidido prohibir la venta de la carne cultivada en laboratorio y apostar por la proteína «100% real», en lo que ha calificado como una defensa del sector agrícola tradicional frente a lo que considera imposiciones globalistas. A través de un comunicado oficial, DeSantis ha criticado los intentos de sustituir la producción cárnica convencional por alternativas desarrolladas en laboratorios, asegurando que su estado «no se someterá a los planes de las élites que quieren imponer carne de probeta o insectos en nuestras mesas».
La nueva normativa convierte a Florida en el primer estado de Estados Unidos en dar este paso de manera legislativa. Aunque otros estados como Alabama, Arizona y Tennessee han manifestado intenciones similares, aún no han aprobado leyes que limiten o prohíban este tipo de productos. La ley floridana incluye también incentivos y apoyo directo a los productores ganaderos del estado, con el objetivo de reforzar el consumo de carne procedente de granjas locales.
DeSantis no sólo ha apelado al sentido común del consumidor, sino que también ha lanzado acusaciones contra organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, a los que responsabiliza de promover políticas alimentarias que, según él, buscan debilitar a las economías rurales y restringir libertades individuales en nombre del cambio climático.
Este movimiento coloca a Florida junto a países como Italia, que ya vetaron la comercialización de carne sintética en su territorio. Se trata de un producto que, según sus defensores, comparte la estructura genética, celular e incluso el sabor con la carne tradicional de animales como vacas, pollos o cerdos, pero que se genera en laboratorio mediante la multiplicación de células musculares extraídas mediante biopsias.
No obstante, esta tecnología aún está en sus primeras fases de implantación en Estados Unidos. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sólo ha autorizado a dos compañías a vender carne cultivada, y ninguna de ellas opera en Florida, lo que convierte la medida en una acción preventiva más que reactiva.