El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, aseveró este lunes que apenas inicie su nuevo Gobierno, en enero próximo, procederá a declarar el estado de emergencia nacional para cumplir su promesa de campaña basada en un programa de deportación masiva de inmigrantes ilegales.
El anuncio ha sido confirmado por el magnate en su cuenta personal en la plataforma Truth Social, donde ha dado veracidad a una información difundida por Tom Fitton, representante de la fundación conservadora Judicial Watch, que señala que Trump baraja la idea de declarar el estado de emergencia nacional y usar a los militares para poner en marcha dicho plan de deportaciones masivas.
El hecho se enmarca dentro de las recientes designaciones que ha hecho Trump de su futuro equipo de Gobierno, en donde destacan nombres como el de Tom Homan, de 62 años, como «zar de las fronteras» de Estados Unidos. Homan, un expolicía que fungió como director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, ha dicho reiteradamente que es partidario de un programa de deportaciones masivas desde el «día uno» de la venidera Administración, con miras a reducir los «riesgos a la seguridad nacional».
La escogencia de Stephen Miller, un añejo colaborador de Trump, como subdirector de políticas de la Casa Blanca también parece abonar en este sentido. Miller se ha mostrado una y otra vez partidario de las fronteras seguras y de eventuales planes de deportación a ilegales. Este año, durante un mitin de campaña del entonces candidato republicano, fue enfático al defender en un discurso la idea de que «Estados Unidos es para los estadounidenses y solo para los estadounidenses».
Uno de los principales problemas de los estadounidenses
La inmigración ilegal, junto a los problemas económicos cotidianos, se convirtió en el gran tema explotado por Trump durante la campaña, cuando incluso se comprometió públicamente en un discurso a encabezar el proceso de deportaciones «más grande la historia» de los Estados Unidos. Se estima que actualmente hay cerca de 11 millones de inmigrantes ilegales en el país norteamericano.
En agosto el compañero de fórmula de Trump, J.D Vance, asomó durante una entrevista en la cadena ABC que un programa serio podría contemplar el proceso de deportación de un millón de personas anualmente. «Empecemos con un millón. Ahí es donde Kamala Harris ha fallado, y luego podemos ir desde allí», dijo.
«Si se deporta a muchos delincuentes violentos y, francamente, se dificulta la contratación de mano de obra ilegal, que reduce los salarios de los trabajadores estadounidenses, creo que se resuelve en gran medida el problema de la inmigración ilegal», aseveró además el ahora vicepresidente electo en esa ocasión.
Una encuesta hecha por Reuters-Ipsos a principios de noviembre deja entrever que el 82% de los consultados considera probable que Trump dé luz verde a este plan de deportaciones masivas.