Los padres de una niña escolarizada en Berlín han presentado una demanda contra las autoridades estatales por permitir que la bandera arcoíris del orgullo ondee sobre el centro de actividades extraescolares al que acude la menor. Quieren acabar con el adoctrinamiento woke, aseguran. Los progenitores argumentan que el uso de símbolos políticos no está permitido en las instituciones educativas públicas, y consideran que dicha bandera forma parte de una agenda “politizada” que no es adecuada para los niños.
La primera vista del caso se celebrará el próximo 25 de junio, y se espera que el fallo se conozca ese mismo día. Un veredicto favorable a los padres podría tener consecuencias legales y políticas de gran alcance.
En Alemania, tanto partidos de izquierda como la CDU han adoptado la ideología LGTBI, sus símbolos y los eventos del «orgullo» asociados con el movimiento. Esta postura es interpretada por muchos como una forma de «postureo moral» por parte de las élites gobernantes, que temen las represalias de votantes de extrema izquierda, organismos globalistas y medios progresistas. Si el tribunal dictamina que la bandera LGTBI constituye un símbolo político, podría cambiar la forma en que las escuelas de todo el país abordan esta ideología, promovida activamente por activistas radicales.
En Baviera, la derecha soberanista Alternativa para Alemania (AfD) propuso recientemente prohibir las banderas del «orgullo» —así como las de la Unión Europea— en las instituciones estatales, argumentando que sólo deben ondear las enseñas nacional, estatal y municipal. Dicho partido, además, ha anunciado que presentará nuevas propuestas para acabar el adoctrinamiento woke. La formación defendió que esta iniciativa pretende reivindicar que los alemanes también pueden sentirse orgullosos de su patria y que no deben avergonzarse de serlo.