«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
«una mala broma se convierte en una triste realidad»

AfD se suma a VOX y rechaza el euro digital: «Bruselas quiere el control total de los bolsillos de los europeos»

Elecciones en Alemania
Cumbre de AfD. Peter Gercke

Las élites de Bruselas presentan el euro digital como un proyecto «esencial» para reforzar la autonomía «estratégica» de Europa, aunque la decisión cuenta con la firme oposición de los partidos patriotas y soberanistas en la Eurocámara y de la gran mayoría de los europeos.

El jefe de la delegación de VOX en el Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, señaló en una recuente entrevista que el euro digital es una «amenaza» a la libertad económica y a la privacidad de europeos, y que podría, por ejemplo, permitir a las instituciones imponer «restricciones de gasto en función de criterios ideológicos o climáticos». «El verdadero propósito es controlar los ahorros», insistió.

Desde Alternativa para Alemania (AfD) también han mostrado su firme rechazo: «No al euro digital: una mala broma se convierte en una triste realidad. Los planes de control de la UE avanzan a un ritmo alarmante. Se espera que el euro digital se implemente ya en otoño. El resultado será una vigilancia total planificada con mucha antelación».

Asi, AfD rechaza el euro digital y, con ello, el «control total» —por parte Bruselas— de «los bolsillos de los ciudadanos». «Porque a cualquiera que no cumpla y que no siga la ideología de los eurócratas simplemente se le bloqueará el acceso a su propio dinero. Sólo la preservación del dinero en efectivo nos protegerá de esta locura y es por eso por lo que lucha AfD», ha manifestado en un mensaje en la red social X.

Más de dos tercios de los españoles se oponen

Casi tres cuartas partes de los consumidores españoles están en contra del euro digital (70%) y rechazan su implantación, según una encuesta de la Asociación Española de Consumidores (Asescon).

Los principales motivos por los que los ciudadanos afirman no estar de acuerdo con este nuevo lanzamiento son el excesivo control sobre los gastos por parte del Gobierno (54%), la inseguridad ante fraudes (30%), problemas tecnológicos para su uso (15%), entre otros motivos. Asimismo, el 79% de los encuestados consideran que la sociedad no va a aceptar ese cambio y seguirá apostando por el método tradicional.

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