Los recién llegados al país teutón acudieron a las oficinas de asilo pese a contar ya con un estatus oficial para vivir en otros países comunitarios.
La Oficina Federal de Alemania para la Migración y los Refugiados (BAMF) ha confirmado que más de 8.000 refugiados cometieron una ilegalidad al llegar al país teutón. Los recién llegados trataron de burlar a las autoridades para lograr estatus como refugiados, pese a que esta condición ya se les había aprobado para asentarse en otros países comunitarios.
Aunque las citadas solicitudes se consideran «inadmisibles», el gobierno de Angela Merkel sólo tramitó la devolución de un tercio de los refugiados a los países correspondientes. «Numerosos migrantes han evitados ser deportados a Italia y a otros países de la UE gracias a la existencia de un tipo concreto de demanda», ha asegurado el presidente del Tribunal Administrativo de Berlín, Christian Gau.
El líder de la Unión Social Cristiana (CSU) Horst Seehofer, el socio de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel, advirtió que el plan para deportar a los aproximadamente 250,000 solicitantes de asilo fallidos de Alemania en «prácticamente imposible».
«La cuestión de la deportación es una gran ilusión en Alemania. Es casi imposible devolver a los migrantes una vez que están en el país», ha aseverado Seehofer.
Corrupción en la BAMF
La Oficina Federal Alemana para la Migración y los Refugiados ha sido acusada de utilizar el estatus de refugiado como un camino hacia la inmigración, pues las labores de verificación de los conflictos en los países de origen “rara vez se llevan a cabo”.
La BAMF tiene la obligación de revisar la situación de los países de origen de cada refugiado hasta tres años después de la aprobación de su solicitud de asilo. Si la agencia no verifica estos datos, los individuos reciben el permiso de residencia de forma permanente.
Die Welt ha informado de que la BAMF ha revocado el estatus de refugiado de sólo 206 personas, a pesar de que hay 107.000 casos potenciales de revisión en este período de tiempo. En 2016, 1.552 migrantes fueron examinados para este propósito, un dato muy reducido que las autoridades alemanas justifican bajo el paraguas del descontrol en las fronteras de toda Europa.
Armin Schuster, miembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel, criticó a la agencia diciendo que “si el BAMF rara vez verifica si un refugiado todavía necesita protección y le otorgamos un derecho legal a un permiso de residencia ilimitado después de sólo tres años, hacemos que el derecho al asilo tenga derecho a la inmigración”.
La inmigración real
Alemania ha sufrido una profunda transformación en los últimos 10 años. Merkel aceleró este cambio con unas políticas migratorias favorables a la acogida masiva en un país tradicionalmente receptor de inmigración, especialmente de los vecinos del este y Turquía.
El nombre de Mohammed y sus múltiples variaciones ortográficas ya es uno de los nombres más populares en el país y, en menos de una década, ha pasado del puesto 97 al 26 en la lista, según los datos publicados por la Gesellschaft für Deutsche Sprache, considerada la sociedad lingüística más importante de Alemania.
En la ciudad de Herne, donde el 17,2% de la población es inmigrante, el nombre de Mohammed fue el tercero más popular. Andrea Ewels, Directora General de GfdS, explicó: “El desarrollo está, por supuesto, relacionado con la ola de inmigración” y agregó que esperaba que Mohammed estuviera en los 10 primeros nombres para 2021 o 2022.