El número de solicitantes de asilo y refugiados en Alemania se ha duplicado en los últimos dos años y las autoridades se muestran incapaces de controlar la situación.
Angela Merkel está decidida a mantener su postura migratoria hasta el final. La canciller alemana centra sus esfuerzos en dotar a las autoridades migratorias de medios, pero estas se muestran incapaces de controlar la situación. El número de solicitantes de asilo se ha duplicado en los dos últimos años y se desconoce el paradero de más de 30.000 ilegales.
Según el informe del Ministerio Federal del Interior, la mayor parte de los solicitantes de asilo cuyas peticiones son rechazadas, toman la decisión de vivir en la ilegalidad y las autoridades calculan que más de 30.000 ilegales se encuentran en paradero desconocido.
Datos históricos
Alemania tenía registrados a finales de 2016 a un total de 1,6 millones de peticionarios de asilo, lo que suponía un 16 % del total de su población extranjera, según datos la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
El número de extranjeros que buscaban protección legal al cierre del ejercicio en Alemania (ya sea asilo político o algún tipo de apoyo subsidiario) repuntó en 851.000 personas o un 113 % con respecto a finales de 2014.
De esos 1,6 millones de personas, 573.000 habían solicitado asilo y estaban a la espera de respuesta administrativa y 872.000 disponían de un permiso de permanencia por motivos humanitarios (en su mayoría temporal). Además, 158.000 habían visto rechazada su demanda y o se les había solicitado abandonar Alemania o se les toleraba permanecer en el país por un período determinado.
El primer país de origen de los peticionarios de asilo era Siria (455.000 personas), seguido de Afganistán (191.000) y de Irak (156.000), según los datos de Destatis.
Entre los extranjeros solicitantes de protección legal en Alemania al cierre de 2016 predominaban los hombres (64 % del total) y los jóvenes (la edad media era de 29,4 años).
Las peticiones de asilo a finales del año pasado repuntaron especialmente en el este de Alemania, donde se habían incrementado en un 153 % con respecto a finales de 2014, frente al aumento del 107 % registrado en el oeste.
No obstante, el 85 % de los peticionarios de asilo residía en esa fecha en el oeste del país, con el estado federado de Renania del Norte-Westfalia a la cabeza de este esfuerzo. Además de estos 1,6 millones de personas, Destatis asegura que había a finales de 2016 en Alemania otras 392.000 personas de origen extranjero que no habían explicitado ante la administración pública si tenían intención de solicitar asilo en el país.
Oleada de violaciones en Baviera
El número de violaciones en la región alemana de Baviera ha aumentado un 48%, y los casos atribuidos a inmigrantes se han incrementado en un 91%. Desde 2016, la región germana ha visto como aumentan los casos de violaciones. Sólo entre enero y julio de este año se han denunciado 685 casos, lo que supone un incremento del 48% respecto a todo el 2016.
En ese mismo periodo, refleja el diario Bild, los inmigrantes cometieron 126 casos, lo que supone uno de cada cinco. Respecto a 2016, esto se traduce en un incremento del 9O%.
Oposición a Merkel
Hace apenas un mes, el presidente alemán, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, se pronunció a favor del endurecimiento de la política de refugiados.
El jefe del Estado advirtió de que el resultado de las elecciones evidenció la existencia de “nuevas divisiones” y “muros” en la sociedad alemana. Señaló que las posibilidades de acogida de los refugiados son “limitadas” y consideró que, ante esa “realidad” y para poder seguir atendiendo las necesidades de quienes precisan realmente asilo, hay que poder “diferenciar quién precisa protección ante una persecución política de quien huye de la pobreza”.
A ambos grupos no les asisten “el mismo derecho” al asilo, dijo Steinmeier, que accedió a la Presidencia el pasado febrero, tras dejar el de ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Angela Merkel.
El jefe del Estado, cargo eminentemente representativo en Alemania, apuntó a la necesidad de canalizar una “inmigración ordenada” de acuerdo a sus necesidades sociales y laborales.