Un escenario complicado para Europa cuya única salida pasa por la derrota de Putin. Es la frase con la que podríamos resumir la perspectiva polaca sobre la invasión de Ucrania y el nuevo orden geopolítico resultado de esta, según la embajadora de Polonia en España, Anna Sroka.
«Ha terminado el sueño de una Europa en la que podíamos invertir más en Educación y no en armas», afirmó Sroka el viernes en un desayuno informativo para periodistas en la embajada. Así, la diplomática explicó que Polonia doblará el número de efectivos del Ejército y aumentará el PIB de Defensa hasta el 3% –el país ya dedica un 2%, el mínimo que en 2024 deben alcanzar los miembros de la OTAN según acordó la Alianza en la última Cumbre celebrada en Madrid–. «Vamos a ser uno de los ejércitos más grandes de Europa. Queremos estar preparados«, justificó.
El plan de Defensa de Polonia responde al nuevo escenario en el continente como consecuencia de los deseos expansionistas de Putin. Sroka reconoce que el deseo del líder ruso de distanciar a los miembros de la OTAN «no ha salido bien» y prueba de ello es la reciente adhesión de Suecia y Finlandia al grupo, que celebra, aunque no se manifiesta sobre una posible incorporación ucraniana: «Es decisión de Ucrania, pero apoyamos a los países que están interesados».
Sobre la respuesta de la Unión Europea a la guerra y ante las últimas declaraciones de la presidente de la Comisión, Ursula Von Der Leyen, en las que reconoció que Polonia fue la primera nación que vio el riesgo que Putin representaba para la estabilidad en Europa, Sroka celebra que ahora «se sienten más escuchados» y lamenta que solo su país reaccionase en 2014 a la adhesión de Crimea.
Por todo ello, la embajadora asegura que Polonia seguirá apoyando las sanciones que Europa decida poner a Rusia. En cuanto a la política energética, muestra diferencias con la senda ecologista desarrollada por Bruselas.
Polonia está otorgando subvenciones para el uso de carbón doméstico como parte del “escudo anti inflación” del Gobierno. Una medida que corrige la política que, hasta antes de la guerra, buscaba reducir el consumo de este mineral en el país, y también planea poner en marcha el desarrollo de otras energías hasta ahora no explotadas.
«Tenemos planes para desarrollar la energía nuclear«, afirma Sroka. Y explica que, en un país como Polonia que no tiene centrales nucleares, «probablemente fruto de lo que ocurrió en Chernóbil», hoy «la necesitan». El país prevé construir seis unidades con entre 6.000 y 9.000 MW de potencia instalada conjunta y que la primera central esté operativa en 2033.
Mientras tanto, la solución polaca pasa por recibir desde octubre gas de Noruega a través del ‘Baltic Pipe’ después de que en septiembre de 2021, y tal y como anunció el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, se decidiese no renovar el contrato con el gigante ruso Gazprom que vencerá el 31 de diciembre de 2022.
«Estamos a favor de la diversificación del gas», responde cuando se le pregunta por el proyecto del gasoducto MidCat y el rechazo que Francia ha manifestado al plan. Sin embargo, el Gobierno español sigue esperando una señal de apoyo desde Bruselas para intentar desatascar las interconexiones energéticas con Francia. «No podemos ofrecer una posición específica en este momento», indicó hace apenas una semana el portavoz de Energía de la Comisión, Tim McPhie.