«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
En las presidenciales de este domingo

Bruselas busca una victoria del globalista Trzaskowski en Polonia mientras los conservadores denuncian la «guerra sucia» de Tusk

El primer ministro polaco, Donald Tusk, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Europa Press

El globalista Rafał Trzaskowski y el conservador Karol Nawrocki, del partido Ley y Justicia, se enfrentarán este domingo en unas elecciones presidenciales marcadas por la guerra sucia durante la campaña del Gobierno globalista de Donald Tusk contra el candidato del PiS.

Desde el PiS han denunciado la utilización de todas las instituciones del Estado —incluidos los servicios secretos— para favorecer a Trzaskowski, que está por detrás de Nawrocki en los sondeos. En este sentido, han denunciado la campaña con ataques personales y «con métodos que recuerdan a los utilizados durante la era comunista» contra Nawrocki.

Fuentes conservadoras relatan que ha sido la campaña «más sucia en la historia de la democracia polaca». «En términos de estándares políticos nos encontramos entre Moldavia y Venezuela», aseveran.

Tusk cuenta con el apoyo de las élites de Bruselas, que, según el PiS, «buscan desmantelar y apoderarse del Estado polaco». Hace justo un año, la Comisión Europea ayudó a Tusk y formalizó el archivo del expediente sancionador abierto contra Polonia por las reformas judiciales del PiS que desde Bruselas eran vistas como «una amenaza grave para el Estado de derecho».

Mientras, Polonia ha elevado el nivel de alerta ante el temor a una «injerencia rusa y bielorrusa» en la segunda vuelta. «He decidido elevar los niveles de alerta Bravo y Bravo-CRP en relación con las amenazas híbridas y cibernéticas de Rusia y Bielorrusia», anunció Donald Tusk. «Vamos a prevenir los crecientes intentos de interferencia extranjera en nuestro proceso electoral», concluyó.

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