La Comisión Europea se ha negado a verificar cabalmente si Sudáfrica está aplicando el tratamiento en frío requerido en los cítricos para evitar que entre a los países de la Unión Europea (UE) con la llamada «falsa polilla», una medida que se contrapone a la exigencia de Bruselas con respecto a otros países, que sí son severamente escrutados en el cumplimiento de esta política.
Esta decisión impacta negativamente a los productores españoles de naranjas -como los ubicados en Valencia-, quienes ya han denunciado con anterioridad la imposición de un tratamiento diferenciado que, en este caso, dispara los costes de producción para quienes sí son escrupulosos en su cumplimiento.
Por ejemplo, el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) de España reclamó el año pasado esta política discriminatoria, al tiempo que solicitó una investigación de la importación de los cítricos provenientes de Sudáfrica y el trato preferencial del que éstos son objeto.
La exigencia de aplicar frío a una temperatura de dos grados bajo cero a las naranjas existe, al menos en la normativa europea, desde 2022; siendo impuesta además a países como Israel, Cabo Verde y Madagascar. Sin embargo, integrantes del campo español han denunciado reiteradamente que es muy difícil de verificar si la misma es cumplida a cabalidad por los países productores. En el caso de Sudáfrica, por ejemplo, el hacer la vista gorda con esto podría acarrear un problema de salud pública, dada la habitual presencia de «falsa polilla» en el país.