Norirlandeses republicanos y unionistas se han manifestado juntos esta tarde en Belfast contra la inmigración ilegal que de un tiempo a esta parte es una preocupación principal en toda la isla de Irlanda.
La marcha pacífica ha reunido a católicos y protestantes, que durante un siglo han venido manifestándose por separado, enfrentados, segregados por muros en los seis condados que componen la parte de soberanía británica de la isla.
Se trata de una de las evidencias más poderosas de la importancia del problema que supone la inmigración ilegal —masiva— tanto en Irlanda como en el Reino Unido, expresada allí donde se unen ambas sociedades. Un hecho de carácter histórico.