La Gaceta habla con Cristian Ricci, extrabajador de seguridad para Save the Children y testigo de la no siempre regular forma de operar de las ONG que atienden a inmigrantes.
Quizá recuerden la noticia que aparecía en la prensa el pasado 3 de agosto: «La justicia italiana acusa a una ONG de favorecer el tráfico de inmigrantes y confisca su barco«. Se trataba de la ONG alemana Jugend Rettet y, de ese presunto fomento de la inmigración clandestina daba buena cuenta la imagen difundida por la policía italiana, en la que se ve el intercambio de pasajeros entre una barca con presuntos traficantes y la ONG.
La Gaceta habla con quien hizo posible esa imagen. Con quien denunció “por conciencia” las irregularidades observadas en el mundo del rescate en el mar. Con el hombre que hizo que la Policía infiltrara a un agente -autor de esa instantánea que certifica la oscuridad que rodea, a veces, a la ‘ayuda humanitaria’- y acabara limitando el trabajo de Jugend Retter.
Cobros millonarios, abusos sexuales, falsas promesas… ¿Qué hay detrás de la llegada masiva de inmigrantes desde las costas de Libia?
Hablan los protagonistas
Cristian Ricci es el presidente de IMI Group, una empresa dedicada a la seguridad y al rescate marítimos. De ahí que su equipo fuera contratado en 2016 como equipo de seguridad -obligatorio desde 2001 en todos los barcos- para una embarcación alquilada por la ONG Save the Children.
A ese barco subieron Ricci y tres miembros más de su equipo, dos de ellos con la certificación profesional de nadador de rescate. La embarcación iría a patrullar aguas del Mediterráneo para rescatar a quienes intentaban llegar a las costas europeas.
Poco más de un año después, Cristian Ricci ha recibido insultos – “nos han llamado mercenarios”- y se le ha ligado con partidos políticos de la “extrema derecha”.
-¿Por qué?
– Porque vimos algunas cosas que no eran correctas. No acuso a las ONGs de aprovecharse o sacar partido de la inmigración ilegal. Ni la ONG ni el armador del barco no saca dinero pero sí se hacen determinadas cosas que facilitan la inmigración ilegal. Cierran los ojos y contribuyen al incumplimiento de la ley. Cuando vimos esto hablamos con la Policía italiana.
Las ONG no denuncian al facilitador, al traficante de personas. Dicen que no han visto nada, que no había nadie al timón
-¿Cuáles eran esas actividades no legales?
-Las ONGs no denuncian al facilitador, al traficante de personas. Dicen que no han visto nada, que no había nadie al timón. [Se refiere Cristian Ricci a quienes capitanean las embarcaciones repletas de inmigrantes ilegales, casi siempre miembros de mafias libias que manejan un negocio millonario comerciando con vidas humanas].
-¿Por qué no denuncian a los traficantes?
-Está en la cultura de la ONG. Yo discutía con ellos porque tengo una mentalidad diferente. “Nosotros rescatamos a todos”, decían. Y eso está bien, pero después del rescate hay que distinguir al traficante del inmigrante. La ONG no distingue y por eso decidimos denunciar esas situaciones ante la policía italiana.
-¿Qué pasó cuando denunciaron?
-La policía italiana controló la comunicación del móvil del equipo de seguridad. Comprobó que lo que nosotros denunciábamos era cierto y que la ONG no había actuado de forma correcta.
-¿Y a partir de ahí?
-La policía judicial infiltró a un policía de incógnito en el barco donde estábamos nosotros. Este agente filmó un intercambio de barco entre la ONG y los traficantes libios [esa foto de la que les hablábamos al principio] y bloqueó el barco de la asociación por favorecer la inmigración ilegal. Ahora la procura italiana de Trapani está trabajando para ver si otras ONG hacen lo mismo.
-Ustedes han perdido su trabajo
-Sí. Tras denunciar lo que habíamos visto, y después de haber intentado hablar con las ONGs, los colaboradores… perdimos el trabajo por haber denunciado esto. Nos hemos convertido en su enemigo.
-Le han llamado ‘mercenario’ y lo han relacionado con grupos de “extrema derecha”…
-La acusación vino de un periódico católico, Famiglia Cristiana, que afirma que estoy ligado a movimientos de extrema derecha claramente racistas y xenófobos. También me relacionaron con los servicios secretos italianos, como si esto fuese una cuestión política o ideológica y no de conciencia.
No es correcto equiparar el bien con el mal. Hay que socorrer a quien esté en peligro, pero después denunciar a quien haya traficado con personas
-¿Está usted ligado a grupos de extrema derecha o a los servicios secretos?
-No tengo carnet de ningún partido político, aunque tengo, claro, una opinión política. Tampoco estoy relacionado con los servicios secretos. He denunciado a quienes han hecho esas manifestaciones porque no se pueden decir esas cosas.
-¿Qué diría a quienes han hecho esas acusaciones?
-Que no es correcto equiparar el mal con el bien. Que hay que socorrer a todas las personas que están en peligro en el mar, pero después hay que denunciar a quien haya traficado con esas vidas, a quien explota a esa inmigración ilegal.
-Denunciaron incluso a un sacerdote…
-Sí. Fue porque se hizo una petición de rescate con una llamada y mensajes al whatsapp del líder de equipo de la ONG. Es muy extraño que una persona facilite por whatsapp dónde está el barco que necesita ayuda, la posición geográfica de la embarcación, la gente que hay y que se haga esa petición de rescate sin pasar por los canales oficiales de la guardia costera.
-Hay quien se refiere a las labores de los barcos de las ONGs como un servicio de taxi porque cada vez recogen a los inmigrantes más cerca de la costa de Libia y los llevan hasta Europa…
-Y es que es así. Los barcos con que los inmigrantes se hacen al mar no puedan llegar a italia. Son muy pequeños, porque así cuestan menos dinero y el traficante obtiene una rentabilidad mayor.
Muchos etíopes o somalíes pagan seis mil euros por llegar a Italia pensando que podrán jugar en la Juve o el Inter
-Los barcos de la ONG no pueden acercarse a más de 12 millas de la costa Libia…
-Así es, pero si hay inmigrantes en peligro de muerte se acerca, claro. En realidad siempre que se ve un barco, a la deriva o como sea, nosotros vamos y lo rescatamos. Estas personas necesitan agua, necesitan comer y en los barcos hay niños… Hay que rescatarlos. El problema es el tráfico de personas de las mafias libias. Y ese tráfico es apoyado, de alguna manera, por las ONGs que facilitan la llegada de inmigrantes a Italia.
-Ha vivido y participado en numerosos rescates. ¿Qué dicen las personas a las que rescatan? ¿Cuál es la historia vital tras cada uno de ellos?
-Hay muchos tipos de inmigrante. Hay muchos etíopes y somalíes que llegan a Italia pagando mucho dinero y pensando que en Italia podrán jugar en el Inter o en la Juventus.
-¿Cuánto dinero pueden llegar a pagar?
-Hasta seis mil euros.
-Además de ese tipo de inmigrantes. ¿Quién más se adentra en el Mediterráneo?
-Muchos otros, de Nigeria o Mali, por ejemplo, se ven obligados a cruzar el mar porque no pueden regresar a su país. Así que la única forma que tienen de salir de Libia es pagar para salir por mar. Estas personas en Libia se ven abocadas a la prostitución o a trabajos durísimos.
-Y habla también de inmigrantes que llegan en avión…
-Sí, es un tráfico muy raro de personas que vuelan desde Bangladesh a Trípoli y desde allí en barco hasta Italia. Esto permite adivinar una implicación del Gobierno libio en la inmigración ilegal, porque si no, ¿por qué se les deja entrar en Libia? Es un fenómeno muy grande y diferente.
Las ONG no son la solución al problema. Sin una política migratoria adecuada, no son más que cruceros
-Después de lo que ha visto en esos rescates, ¿cuál sería, a su juicio, una política migratoria correcta?
-Esta inmigración está ligada al tráfico de seres humanos y es necesario ponerle fin porque no es humano mercadear con seres humanos. Este negocio enriquece, además, a organizaciones criminales terroristas. Denuncio que, ante esta situación, los políticos italianos no han hecho nada. La clase política dice que ‘todo el mundo bienvenido’ pero eso no puede ser así, porque esa llegada de gente se basa en la explotación de seres humanos.
-Las mujeres son, quizá, las más vulnerables en esos viajes en manos de las mafias…
-He visto a las mujeres tratadas y utilizadas de la peor manera imaginable. Son un juego sexual para los libios; muchas llegan embarazadas porque han sido violadas durante el viaje a Europa…Es inhumano. Y cuando llegan a Europa caen en el tráfico de la prostitución.
-¿Son las ONGs la solución al problema?
-La solución es acabar con las redes de tráfico humano en Libia. Mientras las redes sigan funcionando, las ONG son cruceros. Nada más.
-¿Quiere añadir algo antes de terminar esta entrevista?
-Sí. Decir que nosotros hemos actuado así por conciencia y no porque seamos de los servicios secretos o de extrema derecha. Vimos cosas que no eran correctas y creímos que no debíamos cerrar los ojos.
-¿Volvería a hacer la denuncia?
-Sí. No sé qué pasará ahora pero sí. Puedo dormir tranquilo.
Trs la entrevista, y preguntada por las declaraciones realizadas por Ricci, la ONG Save The Children declara a La Gaceta que, desde que comenzó su operación de búsqueda y rescate, su organización se ha sometido a las normas de la Policía Italiana. Además, asegura que siempre ha buscado un entorno de seguridad y transparencia y ha pedido a sus trabajadores que comuniquen a las fuerzas del orden la información que conozcan «si se les pregunta».
Afirman, además, que no están al tanto de ninguna investigación policial y aseguran que Cristian Ricci no comunicó ninguna de las irregularidades a Save the children. Una información que desmiente Ricci, que asegura que discutió en más de un ocasión con los trabajadores del barco por la forma en que operaban.
«Creemos que debe haber un fuerte compromiso por parte de la Unión Europea para perseguir a los traficantes de seres humanos. Un refuerzo de las leyes debe ir de la mano con otras respuestas, incluida la humanitaria», señala la ONG a La Gaceta.
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