El asesino de Southport, Axel Rudakubana, aseguró estar «tan contento» de que las tres menores hubiesen sido asesinadas después de ser arrestado por el ataque.
Rudakubana se enfrenta a una pena de prisión de al menos 52 años después de que se declarase culpable en el primer día de su juicio por el asesinato de Bebe King, de seis años, Elsie Dot Stancombe, de siete, y Alice da Silva Aguiar, de nueve.
También admitió el intento de asesinato de otros ocho niños y dos adultos, así como la posesión de material terrorista —una versión de un manual de entrenamiento de Al Qaeda— y haber producido la toxina mortal ricina.
Durante el juicio, la fiscal Deanna Heer KC, describió las lesiones que sufrieron las jóvenes víctimas y añadió que, cuando el asesino fue trasladado a una estación de policía después de su arresto, se le escuchó decir: «Estoy tan contento de que esos niños estén muertos… me hace feliz«.
Este sólo fue uno de los numerosos «comentarios no solicitados» registrados en las imágenes de las cámaras de seguridad o anotados en ese momento, dijo Deer. «Qué feliz, a los seis años. Es bueno que estén muertos, sí. No me importa, me siento neutral», fueron otras de sus afirmaciones.
Rudakubana había planeado el ataque durante semanas, y había comprado dos cuchillos de 20 cm en Amazon utilizando un software de seguridad para ocultar su identidad.
El adolescente estaba en el radar de las autoridades y del programa antiextremismo del Gobierno de Keir Starmer, Prevent, cuando atacó a los niños en Hart Space el 29 de julio del año pasado.
Pese a todas las pruebas, el apuñalamiento masivo, uno de los peores ataques contra niños en la historia reciente del Reino Unido, no fue declarado como incidente terrorista porque los detectives no encontraron «evidencias» de que estuviera motivado por la religión, la política o la ideología.
Una investigación pública examinará ahora qué falló en la prevención del ataque, ya que, además de haber sido remitido a Prevent, había protagonizado reiterados incidentes violentos en su escuela y en su casa.
En una ocasión fue expulsado del colegio por llevar un cuchillo a clase, y en otra agredió a un compañero con un palo de hockey. La Policía de Lancashire se personó en su casa al menos cuatro veces entre finales de 2021 y mayo de 2022 debido a las crecientes preocupaciones de sus padres por su comportamiento violento.