La crisis laboral en la industria automotriz europea se agrava con la decisión de Bosch de recortar más de 5.000 empleos, intensificando una reestructuración que afecta ya a más de 25.000 trabajadores en el sector. La caída de las ventas, la ralentización de la demanda y el aumento de la competencia por el avance de las marcas chinas son algunos de los factores detrás de esta situación.
Bosch, con sede en Stuttgart, ha anunciado un ajuste que eliminará 5.500 puestos en su división de movilidad, principalmente en software de conducción autónoma, como respuesta a la reducción de matriculaciones y producción de automóviles. De estos recortes, 3.500 empleos desaparecerán antes de 2027, con la mitad de ellos concentrados en Alemania. En su fábrica de Schwäbisch Gmünd, uno de cada tres puestos será eliminado entre 2027 y 2032, afectando a 1.300 trabajadores. En Hildesheim, la producción de componentes para vehículos eléctricos también sufrirá un recorte de 750 empleos, de los cuales 600 desaparecerán a partir de 2026, como resultado de la incertidumbre sobre la transición energética y la reducción de incentivos gubernamentales.
El grupo Volkswagen encabeza la reestructuración en Europa con el cierre de tres plantas en Alemania, lo que podría dejar sin empleo a 15.000 trabajadores. Esta medida forma parte de un plan para ahorrar 4.000 millones de euros frente al descenso de ingresos. Audi, por su parte, prevé suprimir 5.000 puestos, especialmente en investigación y desarrollo, mientras mantiene intacta su capacidad de producción.
Nissan también ha anunciado un recorte global de 9.000 empleos, aunque no ha especificado si afectará a sus fábricas en España, ubicadas en Ávila y Cantabria. Ford, por su parte, eliminará 4.000 puestos en Europa en los próximos tres años, principalmente en Alemania y Reino Unido, aunque su planta de Almussafes en Valencia no se verá perjudicada, ya que está inmersa en su propio plan de transición.
Con más de 25.000 empleos eliminados en el último año, el sector automovilístico europeo se enfrenta a un panorama desolador, marcado por la caída de la demanda y la competencia de fabricantes asiáticos. Los recortes de personal se han convertido en la principal estrategia para reducir costes y adaptarse a un mercado en constante transformación, dejando un futuro incierto para miles de trabajadores.