«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El fraude en el sistema de asilo alemán, enésima crisis para Merkel

Refugiados llegan al centro de recepción Friedland en Goettingen, Alemania. EFE/Archivo

Merkel «apoya los trabajos del Ministerio del Interior para esclarecer lo sucedido completamente», agregó el portavoz.


Más de un millar de peticiones de asilo concedidas irregularmente han puesto contra la pared al Ministerio alemán de Interior, objeto ahora del doble escrutinio del Parlamento y la justicia y cuyo titular prometió hoy solucionar el asunto.
Ante la creciente presión, el ministro alemán de Interior, Horst Seehofer, prometió «resolver los problemas» que hayan podido producirse durante la legislatura pasada -con su predecesor en el cargo- en la víspera de su intervención ante la comisión de Interior del Bundestag (cámara baja).
El portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, dijo que Seehofer tiene el «total respaldo político» de la canciller Angela Merkel en este caso, cuando las críticas a su gestión llegan también desde el Partido Socialdemócrata (SPD), el socio minoritario en la gran coalición que encabezan en Berlín los conservadores.
No obstante, Seibert indicó que la canciller sigue con atención el caso y reconoció que se han vertido «serias acusaciones» contra la Oficina Federal para la Migración y los Refugiados (BAMF, en sus siglas en alemán), que ella se toma «muy en serio».
Merkel «apoya los trabajos del Ministerio del Interior para esclarecer lo sucedido completamente», agregó el portavoz.
El primer paso en este sentido lo tendrá que dar mañana en el Parlamento el propio Seehofer, al que se espera que los miembros de la comisión de Interior interroguen sobre la entidad del escándalo y el número de oficinas regionales afectadas, así como por la posibilidad de que desde la BAMF o el propio ministerio tratasen de ocultar lo sucedido.
Por lo que ha trascendido a través de los medios en las últimas cuatro semanas, más de 1.200 inmigrantes obtuvieron de forma irregular asilo en Alemaniaentre 2013 y 2016 sin cumplir los requisitos legales por una serie de prácticas fraudulentas.
La oficina de la BAMF en Bremen es el epicentro de este escándalo, pero la central investiga a otras trece de sus setenta sedes locales cuyos porcentajes de aprobación de solicitudes de asilo se desvían de forma significativa de las medias nacionales.
La Fiscalía de Bremen ha confirmado que investiga a la exresponsable de la oficina regional (que fue suspendida), a tres abogados y a un traductor, bajo sospecha de aceptar sobornos e incitar de manera organizada al uso indebido del mecanismo de solicitud de asilo.
Asimismo, la de Nuremberg ha abierto diligencias contra la presidenta de la BAMF, Jutta Cordt, que accedió al cargo en enero de 2017, por sospechar que pudo conocer y ocultar las irregularidades.
La sombra de la duda por encubrimiento alcanza al propio Seehofer, ya que el actual responsable de la BAMF en Bremen, Josef Schmid, le envió en marzo -nada más ser nombrado ministro y un mes antes de que saltase el escándalo- un mensaje a su teléfono privado en el que le alertaba de las irregularidades.
Schmid, según el texto filtrado por el grupo de medios RND, pedía al ministro una conversación «urgente» y «confidencial» sobre «hechos horribles» de una «dimensión increíble» que no podían «ser ignorados» porque podrían causar «grandes daños» al país.
Seehofer, quien no respondió a este mensaje, ha reiterado que no lo recibió y que solo supo del escándalo un mes más tarde, por los medios.
El caso va mucho más allá de un posible fraude en la administración pública por la sensibilidad que despierta en una polarizada Alemania el debate sobre la inmigración.

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