«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
un total de 249.901 personas fueron nacionalizadas

El Gobierno alemán concedió en 2024 la nacionalidad a más extranjeros que nunca

Policía alemana. Europa Press

Nunca antes tantos extranjeros habían obtenido la ciudadanía alemana como en 2024. Según datos preliminares de 13 estados federados, un total de 249.901 personas fueron nacionalizadas, más que la población entera de ciudades como Chemnitz. Y aún faltan por contabilizar los datos de Baja Sajonia, Sajonia-Anhalt y Schleswig-Holstein, por lo que la cifra definitiva podría ser aún mayor.

El grupo más numeroso fue, con diferencia, el de los sirios. Sólo en Renania del Norte-Westfalia, 24.349 ciudadanos procedentes de Siria obtuvieron el pasaporte alemán. También se registraron aumentos llamativos entre los turcos —con un 83% más en ese mismo estado federado— y, de forma especialmente llamativa, entre los rusos, cuya cifra en Baden-Württemberg creció un 623% respecto al año anterior.

Lo que más llama la atención es que la inmensa mayoría de las nacionalizaciones no responden todavía a la «turbonacionalización» promovida por la coalición semáforo (socialdemócratas, verdes y liberales) durante la pasada legislatura. De hecho, según revela Welt am Sonntag, la media de estancia en Alemania antes de obtener la ciudadanía sigue siendo alta. En Baden-Württemberg, por ejemplo, los nuevos alemanes llevaban una media de 14,1 años en el país.

Los casos tramitados en plazos de tres o cuatro años, gracias al programa acelerado que contemplaba «logros especiales de integración», apenas han tenido relevancia real. En muchos estados se contabilizaron sólo casos aislados, y en otros ni siquiera eso.

Ante este panorama, el nuevo gobierno de coalición negro-rojo (CDU-CSU y SPD) ya ha anunciado su intención de suprimir esta vía rápida de acceso a la nacionalidad. El ministro del Interior, Alexander Dobrindt (CSU), ha calificado la medida como «un factor de atracción» que debe eliminarse. La nacionalización, ha defendido, debe seguir siendo la culminación de una integración real, no un simple trámite administrativo.

A pesar del aparente giro restrictivo, la nueva coalición ha confirmado que mantendrá el principio de nacionalización a los cinco años —frente a los ocho anteriores— y la posibilidad de conservar la nacionalidad de origen, lo que permitirá la doble ciudadanía. Una cesión que, en la práctica, sigue reforzando el efecto llamada.

En otras palabras: Alemania busca dar una imagen de control, pero mantiene intactas las condiciones que la han convertido en uno de los principales imanes de inmigración del continente. Mientras las cifras de naturalizados baten récords, las medidas para garantizar la cohesión nacional siguen brillando por su ausencia.

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