Todo lo que hemos vivido estos tres últimos años en relación con la pandemia ha sido una enorme operación psicológica, un experimento en globalismo totalitario. Al menos, esa es una de las pocas hipótesis que podrían aclarar lo que nuestros gobiernos, de forma casi unánime, nos han impuesto en este periodo terrible para nuestras libertades, nuestra prosperidad y nuestra propia salud.
El último escándalo en este sentido viene de Gran Bretaña, donde la asociación de defensa de las libertades civiles Big Brother Watch UK ha reunido pruebas sobre la vigilancia a la se sometió a la sociedad y las medidas para manipular la percepción pública del problema.
Acaban de salir informes que apuntan a que el Gobierno de Reino Unido estuvo vigilando las actividades de los periodistas y opositores políticos para reprimir la disidencia y silenciar las críticas a la respuesta del Gobierno a la crisis, en el mejor estilo de la Unión Soviética de Stalin, solo que con un Gobierno presuntamente «conservador».
La reciente investigación de Big Brother Watch UK revela que el Gobierno lleva desde el inicio de la pandemia supervisando a periodistas y políticos críticos con sus medidas. El Ejecutivo solicitó incluso acceso a las cuentas de correo electrónico de al menos dos periodistas y estaba vigilando los teléfonos de los opositores políticos.
The Daily Mail señala que una unidad militar «en la sombra» compiló expedientes sobre figuras públicas como el exministro David Davis, quien cuestionó el modelo en el que se basaron las predicciones alarmantes del número de muertos, así como prestigiosos periodistas como Peter Hitchens. El líder de la oposición, Keir Starmer, líder del Partido Laborista, también estuvo entre los objetivos, junto con el alcalde de Manchester, Andy Burnham, por comentarios críticos sobre las regulaciones escalonadas y los cierres regionales, informa Reclaim the Net. El medio compartió, asimismo, capturas de pantalla del expediente con los comentarios y acciones aparentemente dignos de vigilancia.
Las páginas 40 y 41 muestran o describen a Peter Hitchens y al periodista del Daily Mail, Ross Clark, como objetivos por criticar los confinamientos. Las páginas 43 a 45 muestran o describen a Keir Starmer, Andy Burnham y el parlamentario Chris Green como objetivos por criticar las regulaciones escalonadas y los cierres locales.
La secreta Brigada 77 «se extralimitó de su función de supervisar acciones de potencias extranjeras», informa el Mail, después de haber hablado con un denunciante dentro de la unidad. «Tuve la impresión de que el Gobierno estaba más interesado en proteger el éxito de sus políticas que en descubrir cualquier posible interferencia extranjera, y lamento haber sido parte de eso. Francamente, el trabajo que estaba haciendo nunca debería haber sucedido«, dijo la fuente al medio.
Las revelaciones plantean serias preocupaciones sobre hasta qué punto el Gobierno de Reino Unido estuvo y está dispuesto a llegar en un esfuerzo por influir en la opinión pública. Como se describe en el informe, el número de funcionarios gubernamentales involucrados fue extenso.
«Este es un caso alarmante de avance de la misión, donde el dinero público e incluso el poder militar se han utilizado indebidamente para monitorear a académicos, periodistas, activistas y miembros del Parlamento que criticaron al Gobierno, particularmente durante la pandemia», ha declarado la directora de Big Brother Watch, Silkie Carlo.