Polonia, después de tantos años de resistencia y sanciones con Ley y Justicia (PiS), está dando marcha atrás en su política migratoria con el Gobierno proBruselas de Donald Tusk, justo cuando cada vez más países de Occidente empiezan a aplicar medidas para frenar la entrada masiva de extranjeros.
Entre el 1 de enero al 15 de septiembre, 15.545 extranjeros fueron trasladados desde el territorio de Alemania a Polonia, según informa el portal wPolityce.pl.
«Polonia no se negó a aceptar a ningún extranjero del lado alemán», escribió el teniente coronel Andrzej Juźwiak, portavoz de prensa de la Guardia Fronteriza.
Los extranjeros no sólo proceden de Alemania. Según wPolityce, la Guardia Fronteriza afirma que también otros países han transportado inmigrantes a Polonia por vía aérea. En los últimos tres meses, Noruega envió a 66, Austria a 11, Estonia a nueve, Países Bajos a ocho, Suecia a siete, Dinamarca a cinco, Islandia a cinco, Finlandia a cuatro, Suiza a tres, Bélgica a tres, Luxemburgo a dos, Francia a uno y Malta a uno.
Esto es posible gracias a los acuerdos de readmisión entre los países de la UE, lo que significa que estas transferencias se realizan con el pleno conocimiento y permiso del Gobierno polaco. «El traslado de extranjeros al territorio de Polonia desde otros Estados miembros se realiza sobre la base de acuerdos internacionales y acuerdos de readmisión de los que son parte el país de traslado y Polonia», explicó el teniente coronel Juźwiak. «En caso de que Polonia acepte recibir a un extranjero en su territorio, el país de traslado es responsable de organizar el traslado y cubrir los costos de dicho transporte», añadió.
Dada la afluencia masiva, los polacos temen que se colapse la infraestructura de acogida para estos recién llegados. El pasado 17 de septiembre sólo había 265 vacantes en todos los centros de asilo de Polonia.