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MIENTRAS CAE LA POPULARIDAD DE MARK RUTTE

El partido de los granjeros cambia el escenario político en Países Bajos tras arrasar en los comicios regionales

Caroline van der Plas. Wikimedia Commons
Caroline van der Plas. Wikimedia Commons

El pasado 15 de marzo el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB según sus siglas en holandés) se hizo con la victoria en los comicios locales celebrados en Países Bajos. El ascenso del BBB supone un giro sustancial en el voto del electorado holandés respecto a pasados plebiscitos, y refleja un cambio de prioridades y afiliaciones políticas.

El BBB se trata de un partido de reciente creación. Fundado en 2019 por la periodista Caroline van der Plas, el partido, defensor del mundo agrario, ha pasado de lograr un escaño en el Congreso en 2021 a 15 en el Senado en este 2023. Según apuntan los sondeos, entre ellos una encuesta realizada por la cadena NOS, más de un 90% de su electorado decidió votarle por el descontento con la agenda verde del gobierno.

La formación se caracteriza por su exaltación del campo y el mundo rural holandés. El Movimiento Campesino-Ciudadano ha liderado las manifestaciones y las marchas de tractores acontecidas en los tres últimos años en protesta por el efecto de las políticas verdes sobre la actividad agraria y ganadera. Su discurso se encuentra así centrado en la defensa del sector primario —cuya producción convierte a Países Bajos en el segundo exportador mundial— frente a los planes del gobierno que ponen en riesgo su actividad. El BBB ha logrado aunar en solitario el descontento social generado por dos de las medidas más polémicas: la decisión del gobierno de cerrar una parte de las explotaciones ganaderas y la de expropiar otra parte de los terrenos a fin de frenar las emisiones de nitrógeno.

El partido ha dado voz a aquellos olvidados por Bruselas, y representa, según su líder, van der Plas, a «aquellos ciudadanos que no son vistos ni escuchados ni son tomados en serio». La juventud y su acceso a la vivienda han constituido también una parte clave de su programa. Desde un punto de vista conservador, el BBB ha abordado políticas relativas a la educación, la promoción de las áreas rurales o una participación más activa y directa de la ciudadanía en las decisiones políticas.

Las crecientes desavenencias de una parte de la ciudadanía holandesa, especialmente la dedicada profesionalmente al sector primario, con los planes del gobierno y su objetivo de reducir las emisiones de nitrógeno en un 50% para 2030 —sumado a otros factores como el aumento del precio de la energía— ha hecho decrecer la popularidad del actual primer ministro, Mark Rutte. El dirigente holandés, que lleva más de una década en el cargo, ha visto mermada su reputación desde que en 2021 se enfrentó a una moción de censura. Desde entonces, su coalición de gobierno ha perdido parte de su apoyo electoral.

La actual coalición encabezada por Rutte ha pasado de 32 a 24 escaños en la Cámara alta, y su formación, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD según sus siglas en holandés) el que más representación ha logrado entre sus socios. Los partidos que conforman el gobierno, todos ellos de corte liberal entre la izquierda y el centro derecha, no han mejorado sus resultados frente a pasados comicios sino al contrario. Asimismo, el Partido conservador Foro para la Democracia (FvD), que experimentó un extraordinario crecimiento en las pasadas elecciones, ha sufrido una importante pérdida de votos, pasando de un 15% a un 3% de apoyos.

El ascenso del BBB supone una reconfiguración de los socios del gobierno en el Senado. Lejos de la mayoría fijada en 38 votos, la coalición habrá de decidir entre negociar con el BBB o con el bando conformado por los socialdemócratas y los verdes del GroenLinks —ambos con un total de 15 escaños— para suplir los 14 escaños que necesitan. Según apuntan los principales analistas, la inestabilidad del Gobierno en la Cámara Alta podría poner en riesgo la aprobación de sus planes en la Cámara Baja. Y es que, en el sistema legislativo holandés, el proceso de promulgación de los actos legislativos requiere del visto bueno de ambas cámaras. Esto significa que, de no lograr los apoyos necesarios en el Senado, futuros planes y medidas de la agenda verde del gobierno podrían verse frustrados por falta de apoyos.

El escenario se complica aún más si se tiene en cuenta las condiciones que sus posibles socios han puesto sobre la mesa que se encuentran en dos extremos opuestos. Por un lado, las exigencias del grupo verde que aboga decididamente por planes climáticos más ambiciosos como el cierre de centrales térmicas o la retirada de las subvenciones a la industria que hace uso de energía fósil. Y por otro, de forma inversa, la petición del BBB de la paralización de tales políticas a razón de su efecto sobre el campo y el sector primario.

En cualquiera de los casos, el mes de mayo —fecha de la investidura de la nueva Cámara— marcará un antes y un después en las políticas climáticas del gobierno. El BBB se postula como una importante fuerza de bloqueo de las leyes verdes que deban ser refrendadas por el Senado holandés.

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