El Gobierno laborista de Keir Starmer planea acelerar el debate sobre la legalización de la eutanasia, decisión controvertida que ha generado dudas incluso dentro del propio gabinete del primer ministro. Uno de los principales temores es que esta medida pueda generar presión sobre las personas mayores para que decidan terminar con sus vidas si sienten que son una carga para sus familias o la sociedad. Además, el poco tiempo que podría tener el Ejecutivo británico para desarrollarla podría dar lugar a a errores fatales en su futura aplicación.
De acuerdo con el diario The Mail on Sunday, Starmer tiene la intención de adelantar la votación sobre este asunto para que se realice antes de Navidad, a pesar de que informes recientes sugerían que el proceso debía ser mucho más pausado. Esta rapidez ha generado críticas de figuras clave dentro del Partido Laborista, como la secretaria de Justicia, Shabana Mahmood, quien advirtió sobre los peligros de una reforma apresurada de esta naturaleza. «Una vez que se cruza esa línea, no hay vuelta atrás, y corremos el riesgo de que se convierta en una norma que las personas de cierta edad o con enfermedades se vean obligadas a tomar esta decisión».
Por su parte, Wes Streeting, secretario de salud de Starmer, ha advertido que el sistema de salud británico no está preparado para gestionar una ley de este tipo, especialmente dado el mal estado de los cuidados paliativos en el país. Las inquietudes se extienden también a otros sectores, como el grupo provida Care Not Killing, cuyo portavoz, Alistair Thompson, ha advertido de que la legalización del suicidio asistido en otras partes del mundo ha llevado a que las personas vulnerables se sientan presionadas a poner fin a sus vidas de forma prematura.
A pesar de estas preocupaciones, una fuente dentro del Partido Laborista confirmó que el proceso ya está en marcha y que Starmer está decidido a impulsar el cambio legislativo. Esta postura ha sido criticada tanto por opositores como por algunos defensores de la «muerte asistida», quienes argumentan que se necesita un debate más profundo y cuidadoso. Sonia Sodha, columnista de The Observer, expresó que es alarmante que un tema tan complejo esté siendo tratado con tanta rapidez, mientras que el clérigo Marcus Walker subrayó la necesidad de establecer salvaguardas más estrictas para evitar los «horrores» que se han visto en países como Canadá y los Países Bajos.
Incluso dentro de la Cámara de los Comunes, parlamentarios como Lee Anderson han pedido un debate abierto y exhaustivo, instando a no precipitarse sobre un tema tan delicado.