La «exofilia» de los europeos se les está yendo de las manos. Frente a los llamados a una «preferencia nacional», que aspira a poner el interés de los nativos primero en las decisiones públicas, los líderes de Europa Occidental están desplegando políticas discriminatorias a favor de los extranjeros que, a su vez, alimentan el auge de los partidos soberanistas.
El caso más reciente es el del Gobierno laborista de Keir Starmer, que acaba de firmar un tratado de libre comercio con India que hará un 20% más barato contratar a un indio que a un británico.
El acuerdo, apuntan sus críticos, otorgará exenciones fiscales a las empresas que prioricen la importación de trabajadores extranjeros sobre los británicos.
El acuerdo bilateral entre el Reino Unido y la India extiende una exención en las contribuciones al Seguro Nacional (NIC) de uno a tres años para los inmigrantes indios, lo que significa que los trabajadores extranjeros podrían ser más atractivos para emplear para las empresas que ya están sintiendo los efectos de un reciente aumento en las NIC de los empleadores.
El responsable conservador de Comercio y Negocios «en la sombra», Andrew Griffiths, criticó la medida en la red X, calificándola de flagrante menoscabo de los derechos de los trabajadores británicos. «Keir Starmer acaba de firmar un acuerdo que exime del pago de la Seguridad Social a los trabajadores indios transferidos al Reino Unido… tras aumentarla para los trabajadores británicos», escribe Griffiths desde su cuenta en la red social. «Cada vez que el Partido Laborista negocia, Gran Bretaña pierde».
La líder de la oposición, Kemi Badenoch, también intervino y acusó al primer ministro laborista de aprobar «impuestos a dos niveles». El Daily Express informa que Badenoch había retrasado las negociaciones con India mientras se desempeñaba como secretaria de Comercio en la administración del ex primer ministro conservador Rishi Sunak «ya que se negó a ceder en materia de visas y seguro nacional».