El juicio que comenzó este jueves en el Tribunal de la Corona de Sheffield no es sólo un proceso penal. Es un nuevo capítulo de un escándalo que las autoridades británicas intentaron tapar durante décadas: el de las niñas blancas violadas en Rotherham, humilladas e ignoradas por un sistema que antepuso el miedo al «racismo» antes que la protección de sus propias menores.
Sageer Hussain (39 años), Kessur Ajaib y Mohammed Makhmood (ambos de 43) están acusados de haber abusado y violado sistemáticamente a una niña de 14 años en la localidad de Rotherham entre 1999 y 2002. Según la Fiscalía, los tres hombres, a quienes la joven conoció en un club juvenil frecuentado por paquistaníes, usaron alcohol, cigarrillos y la vulnerabilidad de la víctima para someterla durante años.
Pero lo que se está juzgando es mucho más que una sucesión de violaciones. Es una violencia específica contra mujeres. Y no cualquier mujer: mujeres blancas. «Para esto están las niñas blancas: para ser violadas», llegó a decir uno de los acusados durante la agresión, según recoge el Daily Mail. La menor también recibió insultos de manera repetida con términos como «zorra blanca» o «prostituta sucia».
Rotherham no es un caso aislado, es el epicentro de una cadena de escándalos tapados durante años por miedo a la incorrección política. Más de 1.00 niñas fueron víctimas de agresores organizados en redes de explotación sexual. Muchas de esas menores no eran «prostitutas», como llegaron a calificarlas informes policiales, sino víctimas a las que el sistema abandonó para no señalar a quienes las atacaban.
Los tres procesados niegan las acusaciones de violación. Durante los interrogatorios policiales, Makhmood habló de un «caso de identidad equivocada» y afirmó que la Policía se había confundido de hombre. Hussain calificó las acusaciones de «vengativas», mientras que Ajaib declinó hacer comentarios.
El juicio está en curso y aún está pendiente el veredicto.
