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ES LA APUESTA DE LA IZQUIERDA ITALIANA

Enrico Letta: el candidato del sistema que quiere rendir Italia al globalismo

Enrico Letta. Reuters

El secretario general del Partido Democrático, Enrico Letta, se presenta este domingo a las elecciones generales italianas como cabeza de lista del partido progresista, buscando su segundo asalto al Palacio Chigi. Las últimas encuestas sitúan a su formación como la segunda que más votos recibirá tras Fratelli d’Italia, liderado por Giorgia Meloni. Pero, en lo referente a las alianzas, las proyecciones son aún más desalentadoras, ya que la coalición en la que se inscribiría su partido, la de centroizquierda, quedaría muy por detrás de la alianza entre los partidos de centroderecha.

Europeísta hasta la médula, progresista y liberal ―en fin, globalista―, Letta es lo que podría llamarse un político profesional. Jefe de juventudes, concejal, diputado nacional, europarlamentario, primer ministro… el secretario general del PD ha desempeñado casi todos los cargos a los que puede aspirar alguien que entra en política; y al que sale de ella, ya que en el pequeño lapso de tiempo en el que dejó la política activa, fue miembro de diversos ‘chiringuitos’ y empresas: las conocidas como puertas giratorias.

Un profesional de la política

Nacido en Pisa en 1966, Letta forjó su europeísmo muy temprano. Paso su infancia y realizó sus primeros estudios en Estrasburgo y, tras licenciarse en Ciencias Políticas en Pisa, realizó un doctorado en Derecho de la Unión Europea.

Inició su carrera política con 24 años, siendo elegido concejal de Pisa, en las filas de la Democracia Cristiana. Al año siguiente fue nombrado presidente del Partido Popular Europeo y, tras la disolución de DC, en 1994, ingresó en su heredero natural, el Partido Popular Italiano.

En 1998, con 32 años, fue nombrado ministro para la Política Comunitaria en el primer gobierno del izquierdista Massimo D’Alema. En ese momento se convirtió en el ministro más joven de la historia de la República de Italia; récord que, curiosamente, superó Giorgia Meloni en 2008, cuando fue elegida ministra de Juventud con un año menos.

En diciembre de 1999, Letta fue nombrado ministro de Desarrollo Económico en el segundo gobierno de D’Alema y, ​​5 meses después, tras ser confirmado en ese cargo en el segundo gobierno del también izquierdista Giuliano Amato, también se hizo con la cartera de Comercio Exterior.

En 2001, con la victoria de Silvio Berlusconi en las elecciones, pasó a ser diputado nacional y, en 2004, fue elegido eurodiputado bajo la coalición Uniti nell’Ulivo, un maremágnum de partidos de centro e izquierda liderado por Romano Prodi. Tras la victoria de éste último en las elecciones de 2006, Letta abandonó el Parlamento Europeo pasando a ocupar el cargo de secretario del Consejo de Ministros de Italia.

Curiosamente, Letta sucedía así a su propio tío, Gianni Letta, que ejercía ese puesto en el Gobierno de Berlusconi, siendo uno de los colaboradores más estrechos de ‘Il Cavaliere’. En 2008, el tío recuperó el importante puesto del gabinete del primer ministro de la mano, de nuevo, de Berlusconi, pero antes, en 2007, se produjo el nacimiento del Partido Democrático.

Fundación del PD y llegada al Palacio Chigi

Letta participó en la fundación del PD y se presentó a las primarias, quedando en tercer lugar con el 11% de los votos. El PD nacía como un partido que “pretende contribuir a construir y consolidar, en Europa y en el mundo, un amplio campo reformista, europeísta y de centroizquierda, operando en relación orgánica con las principales fuerzas socialistas, democráticas y progresistas y promoviendo su acción común”, se lee en el manifiesto de la organización.

Tras la victoria de Berlusconi y su consecuente abandono del Gobierno, Letta volvió al Parlamento italiano como diputado y un año después, en 2009, fue elegido vicesecretario del PD. En 2013 fue reelegido diputado nacional. Fue en ese momento cuando toda la cúpula de su partido, él incluido, dimitió en bloque tras el fracaso en la elección del presidente de la República, al no encontrar apoyo ninguna de las candidaturas que presentaron.

Cuatro días después de su dimisión como número dos del partido, el presidente de la República por entonces, Giorgio Napolitano, le encargó a Letta la formación de gobierno, convirtiéndose en primer ministro el 28 de abril de 2013 tras lograr un acuerdo con el partido de Berlusconi y el partido de Mario Monti.

Estuvo menos de un año en el cargo, hasta el 22 de febrero de 2014, pero ese corto periodo sirvió para ver sus tendencias políticas: acercamiento a Angela Merkel, sintonía con François Hollande, alabado por Barack Obama, una política inmigratoria de efecto llamada… Las críticas por la lentitud en la puesta en marcha de reformas económicas precipitaron su caída, siendo sustituido por Matteo Renzi.

Las puertas giratorias y su conexión con China

Aquí es cuando comienza su paréntesis fuera de la política que, como es habitual en los políticos profesionales, cristaliza en las llamadas puertas giratorias: consejos de administración de empresas, chiringuitos gubernamentales, think tank…

En abril de 2015 se trasladó a París para impartir clases en la Grande école Sciences Po Paris donde, sorpresa, impartió un curso sobre Europa y los populismos. En 2016 fue nombrado presidente del Instituto Jacques Delors, un think tank fundado por el expresidente francés de la Comisión Europea, de carácter profundamente europeísta. En 2017, después de afirmar que no tenía intención de volver a la policía activa, empezó a trabajar en un chiringuito del Gobierno de Enmanuel Macron, el Comitè Action Publique 2022.

Lo más inquietante ha sido su paso por algunas empresas de dudosa reputación. Il Giornale desveló su presencia en algunas de ellas. Es el caso de Liberty Zeta Limited, una empresa con sede en Londres y un holding internacional de lujo que opera en Gran Bretaña, Japón, China, Brasil, España, Estados Unidos e Italia. Letta fue uno de los administradores desde mayo de 2016 hasta marzo de 2021. Según informa el diario italiano, se trata de un entramado contable nacido del dumping fiscal que realiza una “competencia fiscal deshonesta” que perjudica seriamente los intereses italianos.

Además, Liberty Zeta Limited tendría vínculos con Glendower Capital LLP, una gestora independiente nacida en 2017 por iniciativa del italiano Carlo Pirzio Biroli, que cuenta entre sus accionistas con el chino Cheung Chi Chung, socio director de Liberty, y con otras dos empresas que estuvieron relacionadas con paraísos fiscales. En Italia han causado gran sorpresa estas publicaciones, ya que el propio Letta ha sido muy crítico con estas prácticas.

Pero es con China con quien Letta tiene un vínculo inquietante: el 8 de agosto de 2019, la empresa china Tojoy le nombró copresidente de Tojoy Western Europe, satélite del grupo Tojoy Sharing, empresa vinculada con el presidente chino Xi Jinping, cuyo objetivo es establecer relaciones con empresas europeas para promover la Ruta de la Seda, una iniciativa del presidente chino con la que se propone conectar el 65% de la población mundial con China mediante la creación de una red de rutas marítimas y enlaces terrestres, buscando hacer del país comunista la primer potencia mundial.

También estuvo dos años en Publicis, una gran empresa publicitaria francesa que, entre sus muchas tareas, trataba ―a través de la filial estadounidense Qorvis― de mejorar la imagen de Arabia Saudí, el país de uno de los otros socios de Letta en Liberty, Albabtain Abdul Wahab Saud. Según Il Giornale, esta compañía le premió con 100.000 euros por ocho reuniones del Consejo.

Vuelta a la política

En marzo de 2021, tras el anuncio de Nicola Zingaretti de dejar el cargo de secretario del Partido Democrático, Letta fue elegido nuevo líder, reivindicando en su primer discurso como secretario general el apoyo al Gobierno de Mario Draghi.

Tras la caída del Gobierno de Draghi y la convocatoria de elecciones, Letta se presenta a las elecciones como el único capaz de vencer a Meloni. Tarea difícil: los últimos sondeos proyectan una victoria de la líder de Fratelli con un 25% de los votos, mientras al PD le dan poco más de un 20%, y con tendencia a la baja en los últimos meses.

Quizá por eso se ha centrado durante la campaña en demonizar a su rival e intentar lanzar un mensaje a los italianos: o me votáis o Italia será un infierno. Para él, una victoria de Meloni «cambiaría el destino de Europa». De hecho, durante el debate electoral dijo que los italianos estaban ante una especie de «Brexit», unas elecciones históricas. Italia decide este domingo si quiere más globalismo o, por el contrario, recuperar la soberanía y el orgullo de lo que son: un gran país.

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