El pasado domingo, tuvo lugar en Grecia la repetición electoral forzada por el partido de centroderecha Nueva Democracia. Los de Mitsotakis habían ganado las pasadas elecciones, pero no habían obtenido la mayoría absoluta y se negaban a pactar con otro partido para gobernar. La opción más factible de pacto era que Nueva Democracia acordase con el único partido político a su derecha, Solución Griega, miembro del ECR, que había obtenido 16 diputados, pero los de Mitsotakis no querían depender de esa formación y abocaron a los griegos a una repetición electoral.
Para asegurarse la victoria, Mitsotakis reformó el sistema electoral y recuperó los famosos 50 diputados extras para el partido ganador. Este sistema favorece las mayorías absolutas, pero había sido eliminado del sistema electoral griego debido a la enorme desproporción que suponía respecto del resultado en votos. La apuesta de Nueva Democracia era clara, en primer lugar, obtener una mayoría absoluta que le permitiese formar un gobierno monocolor y en segundo lugar frenar el auge de un movimiento patriótico que había experimentado con Solución Griega un crecimiento notable en los últimos años.
25 de junio por la noche. Se dan a conocer los sondeos a pie de urna que dan la mayoría absoluta al partido de centroderecha, Nueva Democracia. La izquierda y la extrema izquierda se desploman, pero salta la sorpresa al conocerse que Solución Griega mantenía intacto su porcentaje de voto intacto y la posibilidad de que entrasen otras dos fuerzas patriotas griegas en el parlamento heleno.
La entrada de dos fuerzas políticas a la derecha de Nueva Democracia y que Solución Griega mantuviese intacta su porcentaje de voto suponía una enorme sorpresa porque desde el anuncio de las elecciones hasta la última encuesta publicada en campaña electoral esa posibilidad nuca fue reflejada por las empresas demoscópicas.
Conforme avanzaba la noche y paralelamente el escrutinio, se iba confirmando que Nueva Democracia obtenía la tan ansiada mayoría absoluta que se encuentra fijada en 151 diputados. Lo que no era esperado y supuso la sorpresa de la noche es que Solución Griega mantuviese su porcentaje de voto intacto y que otras dos formaciones patriotas, Espartanos y Victoria entrasen en el parlamento de los helenos, pese a que las encuestas lo habían estado negando de manera permanente.
Las tres fuerzas patriotas sumaban 34 diputados, lo que suponía más del doble de los que había obtenido en las pasadas elecciones Solución Griega. Concretamente Espartanos obtuvo 12 diputados, los mismos que Solución Griega, mientras que Victoria logró 10 diputados.
Ambas fuerzas tienen puntos de vista en común como es la defensa de sus fronteras ante la llegada de inmigrantes ilegales y la amenaza que supone Turquía para la integridad territorial de Grecia, su defensa de la soberanía nacional frente a los burócratas de Bruselas y las políticas de la Unión Europea que no han votado los griegos, y la puesta en valor de los verdaderos valores conservadores.
Las diferencias entre estos partidos radican en su visión sobre el peso de la iglesia ortodoxa en la vida política de Grecia y los valores que se deben aplicar en la misma, siendo Solución Griega y especialmente Victoria partidarios de un mayor preso de dicha iglesia y Espartanos de mantener la situación actual. Hasta el momento no se ha conocido si ambos partidos van a funcionar como un bloque relativamente unido o si por el contrario cada uno hará la guerra por su cuenta, lo que sí parece claro es que esas coincidencias les harán previsiblemente votar de manera conjunta más de una vez.