Hungría ha confirmado que seguirá los pasos de Países Bajos y solicitará formalmente una excepción a la aplicación del Pacto de Migración y Asilo adoptado en la UE, una reivindicación que la Comisión Europea ya ha rechazado «porque implicaría un cambio en los Tratados».
El Gobierno de Viktor Orbán, que defiende unas fronteras seguras y la seguridad de sus compatriotas, expresó durante todo el proceso de negociación su oposición al Pacto, pero ahora su ministro para la UE, Janos Boka, ha adelantado que la idea es seguir la línea neerlandesa pidiendo directamente que no se aplique.
«Tomaremos las medidas legales y administrativas que sean necesarias», ha esgrimido, en unas declaraciones difundidas por el Ejecutivo húngaro y en las que Boka ha vuelto a reclamar un mayor control de las fronteras exteriores. El propio Orbán ya celebró el miércoles la petición neerlandesa. «¡Por fin un Gobierno valiente! ¿Dónde puede firmar Hungría?», manifestó en redes sociales.
Hungría ha protegido —en los últimos diez años— la frontera exterior de la UE gastando más de 2.000 millones de euros de su propio dinero para cumplir con sus obligaciones en Schengen, según afirmó el secretario de Estado Zoltán Kovács.
«Es Hungría, no Bruselas, la que ha sufrido falta de solidaridad«, añadió Kovács, al tiempo que aseveró que todo lo que recibió a cambio de proteger rigurosamente la frontera de la UE fue una multa de 200 millones de euros. «Hungría no comprometerá su seguridad nacional (…), especialmente cuando Bruselas parece querer a los inmigrantes sólo mientras permanezcan en otros estados miembros de la UE», concluyó.