La respuesta a la pandemia de coronavirus y la guerra iniciada en Ucrania como consecuencia de la invasión rusa, con el consabido intercambio de sanciones, han golpeado con dureza a la economía europea. Sin embargo, hay excepciones que invitan a la esperanza dentro del mal panorama, como es el caso de Polonia y Hungría.
Según los últimos pronósticos económicos publicados por la Unión Europea, se observa un crecimiento en todos los estados miembros de la UE, aunque solo marginal en algunos casos. Sin embargo, los ejemplos de Polonia, Hungría, Irlanda, Eslovenia y Portugal rompen la media, ya que casi duplican el promedio de crecimiento del PIB para el conjunto de la Eurozona superando el 5%.
A pesar de estar más afectados por la guerra, debido a la cercanía y el esfuerzo que han debido hacer acogiendo a millones de refugiados, Hungría y Polonia, según las proyecciones contempladas, crecerán un 5,2% ambos, mientras la media de la UE se quedará en un 2,7.
Las buenas medidas económicas de emergencia implementadas por el Gobierno de Viktor Orbán ―que estrenó su cuarto mandato consecutivo este año― en Hungría, y las del Gobierno de Mateusz Morawiecki en Polonia, han hecho que ambos países crezcan más que los países de su entorno.
Además, hay que recordar que los dos países centroeuropeos ―menospreciados por los poderes de Bruselas― tuvieron una menor caída del PIB durante la pandemia. En el caso de Hungría, el año 2020 tuvo una caída del 4,5%; en 2021 creció un 7,1%; y este año, como ya hemos comentado, la previsión es de un 5,2%. Lo mismo que se espera en 2022 para Polonia, que en 2020 cayó tan sólo un 2,2% y en 2021 creció casi un 6%.
Si cogemos los datos de España, veremos que durante 2020 el PIB se hundió un 10,8%; en 2021 creció un 5,1%; y para 2022 se espera que suba hasta un 4%, por encima de la media europea, pero menos que Hungría y Polonia.
El ministro de Finanzas de Hungría, Mihály Varga, ha manifestado a través de las redes sociales que «la economía húngara debe sobrevivir en un entorno en deterioro, se debe mantener la estabilidad, se deben proteger los empleos y se debe asegurar el suministro de energía del país». Así, según el ministro húngaro, el Gobierno de Orbán está «trabajando para que el presupuesto brinde íntegramente los recursos necesarios para lograrlo, al mismo tiempo que reduce la deuda pública y el déficit».