A mediados de septiembre, el fotógrafo Olivier Hannauer se dio cuenta de algo inusual mientras conducía por la autopista: la icónica aguja de la Catedral de Estrasburgo estaba completamente a oscuras. Hannauer, que frecuentemente fotografía la catedral desde diversas perspectivas, especialmente durante la noche, decidió exponer su sorpresa en redes sociales.
En un primer momento, pensó que se trataba de un simple fallo técnico, una teoría que fue confirmada por el ayuntamiento, que aseguró que el problema sería resuelto en cuestión de una semana. No obstante, el fotógrafo, al continuar con sus sesiones nocturnas, observó un patrón que le llamó la atención. A las 22:58, la catedral aún se mantenía iluminada, pero apenas cinco minutos después, a las 23:03, todo el edificio se sumía en una oscuridad total, incluida su aguja.
Intrigado por esta extinción repentina, Hannauer decidió compartir en X una fotografía en sus redes sociales que mostraba la catedral totalmente apagada desde la calle Mercière, un escenario que generó gran sorpresa y debate. Mientras las fachadas circundantes permanecían iluminadas y las terrazas llenas de vida, la catedral había desaparecido en la oscuridad, lo que provocó numerosas reacciones, incluidas críticas de funcionarios locales que pedían que el ayuntamiento revirtiera su decisión de apagarla tan temprano.
Antes de este cambio, la iluminación de la catedral se mantenía hasta la 1 de la madrugada. Sin embargo, el municipio explicó que el adelanto del apagado no se debía únicamente a motivos de ahorro, sino a la intención de la ciudad de Estrasburgo de dar ejemplo en tiempos en los que se pedían esfuerzos de ahorro energético. Aunque el ahorro económico estimado es de apenas 4,80 euros diarios, el ayuntamiento insistió en que la medida era más simbólica que económica.
La empresa Acte Lumière, responsable del diseño de la iluminación de la catedral, también mostró su descontento por no haber sido consultada antes de modificar el sistema. Destacaron que la iluminación actual, implantada en 2016, ha recibido numerosos premios internacionales por su calidad artística. Según ellos, una transición gradual hacia la oscuridad, que formaba parte del diseño original, habría sido más apropiada y menos chocante para los ciudadanos.
El fotógrafo relató que, en la noche del 15 de octubre, la gente que se encontraba en una terraza cercana quedó perpleja al ver cómo la catedral, rodeada de edificios, desaparecía por completo bajo la oscuridad. «Es un contraste tan abrupto que impacta. Te deja desconcertado. Creo que es necesario encontrar un equilibrio para que el apagado sea más progresivo y razonable en el tiempo», concluyó Hannauer.