La nueva coalición de Verdes, populares y socialistas en Alemania pondrá límites a la libertad de expresión. Un documento de la negociación ha revelado que perseguirán con contundencia lo que ellos consideren «bulos» y pondrán límites a plataformas como X (antes Twitter). La medida se desprende del acuerdo provisional del grupo de trabajo sobre «Cultura y Medios», al que ha tenido acceso el diario Bild.
Según el texto negociado, la difusión de información considerada falsa deberá quedar fuera de la protección de la libertad de expresión. Así lo indica el documento, que asegura que «la propagación intencional de hechos falsos no queda amparada por la libertad de opinión garantizada en la Constitución».
En este sentido, se aboga por reforzar el papel de los organismos reguladores independientes en el ámbito de los medios digitales, otorgándoles capacidad para actuar contra los contenidos que la coalición define como «manipulación informativa», «odio» o «incitación». El objetivo, explican, es garantizar un equilibrio entre la libre expresión y la protección del sistema democrático frente a amenazas como «la desinformación».
Sin embargo, no todos en el ámbito jurídico comparten esta visión. Varios expertos en Derecho constitucional han advertido sobre los riesgos de abrir la puerta a una regulación ambigua de los contenidos. El profesor Volker Boehme-Neßler, de la Universidad de Oldenburg, recuerda que en Alemania «mentir no es delito, salvo que se cruce la línea de la incitación al odio o se vulnere otra norma penal concreta».
Además, Boehme-Neßler cuestiona los términos empleados por el acuerdo: «Expresiones como ‘odio’ o ‘incitación’ no están claramente definidas en el ordenamiento jurídico», explica. En su opinión, decir «detesto a todos los políticos» no constituye una infracción legal, ya que se trata de una opinión protegida.
También se ha pronunciado el catedrático Josef Franz Lindner, de la Universidad de Augsburgo, quien subraya que «la divulgación consciente de hechos falsos no es, en términos generales, ni ilegal ni punible». Sólo en casos excepcionales, como la negación del Holocausto, existen límites estrictos. Para Lindner, convertir la difusión de información errónea en un delito genérico sería «peligrosamente ambiguo» y podría usarse para reprimir cualquier postura incómoda o polémica.
Fuera de Alemania, la propuesta tampoco ha pasado desapercibida. El vicepresidente de los Estados Unidos, J. D. Vance, fue especialmente crítico durante su reciente intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde alertó a los líderes europeos sobre los peligros de establecer controles gubernamentales sobre lo que se considera verdad. Según Vance, ese enfoque sienta un precedente peligroso para las democracias occidentales.
El asesor del expresidente Donald Trump y propietario de la red social X, Elon Musk, también ha mostrado su respaldo a Vance, en lo que ya se interpreta como una alianza internacional a favor de la libertad de expresión frente a los intentos de los gobiernos europeos de limitarla mediante nuevas normativas.