Del 30 de junio al 3 de julio, el Palacio de Exposiciones y Congresos (FIBES) de Sevilla será escenario de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FFD), organizada por Naciones Unidas. La cita, que reunirá a jefes de Estado y de Gobierno, ministros de Finanzas, Exteriores y Cooperación, y altos cargos de organismos multilaterales, pretende consolidar un nuevo marco de financiación internacional alineado con los principios de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
El encuentro se celebra en un momento clave para el proyecto globalista de las élites institucionales y tiene como objetivo reformar la arquitectura financiera global para movilizar mayor capital hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Aunque presentado como un foro técnico, el programa y los documentos preparatorios evidencian un trasfondo ideológico marcado por el intervencionismo económico, el control fiscal supranacional y la imposición de agendas globalistas.
En anticipación a esta cumbre de Sevilla, el Parlamento Europeo votará el martes 17 de junio un informe sobre financiación para el desarrollo: su «carta a los Reyes Magos» oficial sobre lo que debería ser esta conferencia.
La resolución reivindica el liderazgo europeo en financiación climática y cooperación internacional, critica a Estados Unidos por haberse retirado de organismos como la OMS, el Acuerdo de París o la agencia USAID y anima a la Unión Europea a «ocupar el vacío» dejado por Washington. Así, por ejemplo, el documento propone aumentar el gasto público europeo en ayuda al desarrollo y reclama que el 85% de las acciones exteriores de la UE incorporen la «perspectiva de género». Cabe recordar que la UE ha destinado más de 79.000 millones de euros a su Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (NDICI, por sus siglas en inglés) para el periodo 2021-2027, un gasto mastodóntico que debe alinearse con la Agenda 2030, sus ODS y el Acuerdo de París.
Otro de los aspectos más llamativos del documento es el respaldo expreso a los compromisos adquiridos en la COP29 celebrada en Baku (Azerbaiyán) en 2024, donde se acordó movilizar 1.300 billones de dólares anuales en cooperación y financiación climática a partir de 2035. Se trata de una cifra colosal que requerirá una reorientación completa de los presupuestos nacionales y el desvío masivo de capital privado hacia proyectos avalados por Naciones Unidas.
Asimismo, el texto promueve una serie de medidas que suponen una brutal cesión de soberanía fiscal. Entre ellas, se exige la armonización tributaria global con un tipo mínimo del 15% para sociedades, la adopción de nuevos impuestos globales para financiar políticas climáticas y sociales, y la creación de una Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cooperación Tributaria Internacional que permita atajar los flujos de dinero negro.
Frente al tono entusiasta del informe y del programa de la ONU, el grupo Patriotas por Europa, al que pertenece VOX, ha denunciado lo que considera una «agenda de demolición social» disfrazada de cooperación internacional.
«Ni un euro más de los españoles debe ir a otro bolsillo que no sea el de los españoles», ha defendido la Delegación de VOX en el Parlamento Europeo, recordando que la UE y sus Estados miembros ya aportan el 42% de la ayuda oficial al desarrollo global. «Basta de financiar ideología de género o el fanatismo climático en Swazilandia mientras los valencianos sufren las consecuencias de la DANA y los vecinos de La Palma siguen en barracones».
Los de Abascal, que ya votaron en contra del informe en comisión, han reiterado que votarán en contra en pleno, y han exigido al Partido Popular que no se abstenga. «Si el PP se abstiene en pleno, como ya hizo en comisión, permitirá que la izquierda apruebe esta aberración ideológica», han advertido fuentes del partido.
También alertan de la imagen que proyectará la conferencia en Sevilla, donde se prevé una «foto de la vergüenza» entre Pedro Sánchez y Juanma Moreno Bonilla, a quien acusan de actuar como «mandado del globalismo» por poner la alfombra roja a la ONU.
VOX defiende una alternativa basada en la soberanía fiscal y la libertad de los Estados frente al proyecto de gobernanza mundial que impulsan organismos como la ONU, la OMS o el Foro Económico Mundial. «Aplaudimos la decisión de líderes como Donald Trump o Javier Milei de abandonar estos chiringuitos globalistas», concluyen.
La IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo, lejos de ser un foro neutral de cooperación, se perfila como un intento de consolidar una gobernanza global bajo una arquitectura financiera controlada por burócratas no electos, al margen de las prioridades nacionales y de la voluntad de los ciudadanos europeos.