En 2018, una mujer de 57 años fue arrestada en Sheffield, Reino Unido, por tocar un cornetín de plástico rojo y activar una alarma personal en protesta contra la tala de árboles llevada a cabo por contratistas del consejo local. Su acción, que buscaba denunciar lo que ella describió como la «violación de los árboles», resultó en su detención bajo sospecha de causar daño o angustia. Este caso, que rápidamente se viralizó en redes sociales, fue un reflejo de las tensiones en la ciudad por una disputa medioambiental que incluso llevó a Sheffield a perder su lugar en la lista de los mejores lugares para vivir, según el Sunday Times.
Sin embargo, este episodio menor de protesta y su respuesta policial adquieren una dimensión inquietante al ser contrastados con un escándalo de mucho mayor alcance que ha empañado la reputación de las autoridades británicas: el encubrimiento de redes de abuso infantil operadas por bandas organizadas, muchas de ellas integradas por hombres de origen pakistaní. Durante más de dos décadas, en ciudades como Rotherham, Rochdale y Telford, miles de jóvenes fueron víctimas de explotación sexual mientras las autoridades, incluyendo la policía y los consejos locales, ignoraban o minimizaban sistemáticamente las denuncias.
El arresto de la mujer por tocar un cornetín y protestar contra la tala de árboles destaca por la rápida y decidida acción de la policía, mientras que los casos de abuso infantil revelan una alarmante falta de acción por parte de las mismas autoridades durante años. En Sheffield, el cornetín y la alarma personal fueron considerados amenazas suficientes como para justificar una intervención policial inmediata. Pero en las investigaciones sobre las redes de abuso infantil, las autoridades alegaron, entre otras razones, temor a ser acusados de racismo o a generar tensiones comunitarias, lo que resultó en la inacción ante denuncias bien documentadas.
La controversia ha vuelto a ser tema de debate recientemente, después de que Elon Musk mencionara en X (antes Twitter) el encubrimiento prolongado de los casos de abuso. Musk, quien ha utilizado su plataforma para destacar fallos sistémicos en gobiernos y medios de comunicación, criticó duramente la incapacidad de las autoridades británicas para proteger a las víctimas. Su intervención reavivó la indignación pública, especialmente al poner de manifiesto la aparente discrepancia en la prioridad dada a distintos tipos de casos por parte de la policía y los consejos locales.