«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los ataques con ácido en Londres crecen un 186% desde 2002

La policía británica, preocupada por los ataques con ácido

En el año 2017, además, ya se han perpetrado 739 ataques, lo que supera en casi 300 la media anual que se viene registrando desde 2002


Como ha venido relatando La Gaceta, los ataques callejeros con ácido en Londres son cada vez más frecuentes. No en vano, entre 2002 y 2016 – informa la policía metropolitana – las agresiones con esta deletérea sustancia se han incrementado un 186%, de los 145 de media anual a los 412. Unas cifras que se tornarán aún más escalofriantes cuando sean completadas con las del presente año, en el que se han producido 739 ataques.
De estas agresiones perpetradas en 2017, 411 han sido clasificadas por la policía como ‘violentas’. En la mayor parte de las ocasiones, el ácido es empleado como instrumento para amedrentar, asaltar o acosar sexualmente a otros.
No obstante, no es el incremento del número de ataques la única cuestión preocupante de cuantas ha revelado este domingo la policía metropolitana. Y es que también cabe mencionar el descenso de la edad de los agresores: mientras en 2002 la media de edad era de 27, en 2016 la mayor parte de los atacantes oscilaban entre los 10 y los 19 años. Esto es, que la mayoría de quienes siembran el pánico en Londres con ácido son o bien adolescentes, o bien jóvenes.

La cruda realidad


El informe de la policía londinense llega horas después de que se haya producido una nueva oleada de ataques en la capital británica. Así, un niño de catorce años fue arrestado el pasado jueves en Walthamstow como sospechoso de un delito de daños físicos graves: se aproximó en compañía de otra persona a un repartidor a domicilio de comida rápida y, con afán de robarle su motocicleta, lo roció con ácido. La víctima se halla en este momento en coma y lo más probable es que no pueda volver a ver, que quede ciego.
El inspector Gordon Henderson, del Waltham Forest CID, confirmó los peores presagios y reflexionó sobre las trágicas consecuencias que entrañan las agresiones con ácido: ‘Este ataque ha dejado a un hombre luchando por su vida y con graves heridas en los ojos. Era un hombre inocente que sólo estaba haciendo su trabajo y que podría no volver a ver nunca’.
Tal y como informa ‘Breitbart’ en su edición londinense, horas después de este ataque tuvo lugar otro de cariz semejante en Tottenham, donde unos vándalos rociaron con esa deletérea sustancia a otro repartidor de comida precocinada.

Las reacciones políticas


El carácter cada vez más generalizado de estos atroces ataques ha suscitado ingentes reacciones políticas, tanto del Gobierno y las autoridades municipales como de la oposición. De esta forma, la ministra del Interior británica, Amber Rudd, abrió la puerta en los meses estivales a un endurecimiento de las penas previstas para los agresores. El propósito es que las sustancias utilizadas – amoníaco, lejía o ácidos – se clasifiquen como ‘sustancias peligrosas’ y, por tanto, su venta esté limitada.
Además, el Partido Laborista ha conminado al Gobierno de Theresa May a adoptar medidas severas que permitan reducir el número de agresiones con ácido.

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