El debate electoral previo a las elecciones del próximo 23F ha revelado el plan de los partidos que conforman el establishment alemán: cooperar contra la derecha soberanista de AfD. En el cara a cara televisado por RTL ayer domingo 16 de febrero, los principales aspirantes a la cancillería, Olaf Scholz (SPD), Friedrich Merz (CDU) y Robert Habeck (Los Verdes), se unieron en un frente común para marginar a Alice Weidel, colíder del partido Alternativa para Alemania. Esta estrategia coordinada demuestra que la AfD se ha convertido en el enemigo a batir en la política germana.
Uno de los temas centrales del encuentro fue la seguridad y la crisis migratoria, asuntos que han dominado la agenda tras el reciente atentado en Múnich perpetrado por un solicitante de asilo afgano. Merz aprovechó la coyuntura para criticar la gestión migratoria del gobierno, afirmando que «en sólo cuatro días llegan al país tantos inmigrantes ilegales como deportaciones se realizan en un mes». Scholz defendió su postura alegando que el número total de llegadas irregulares se redujo en 100.000 el año anterior. Mientras tanto, Weidel exigió medidas más drásticas, incluyendo controles fronterizos más estrictos y expulsiones masivas, un mensaje que resuena en sectores de la población preocupados por la inseguridad.
Sorprendentemente, la cuestión del cambio climático estuvo ausente del debate. Ni siquiera Los Verdes hicieron mención a su tradicional caballo de batalla, lo que sugiere que la crisis económica ha relegado las políticas de sostenibilidad a un segundo plano. Este giro evidencia que la población y los votantes están priorizando asuntos más inmediatos, como la estabilidad financiera y la seguridad nacional.
La política exterior fue otro punto de fuerte confrontación. Scholz, Merz y Habeck reiteraron su respaldo a Ucrania y acusaron a la AfD de simpatizar con Rusia. Merz alertó que «Putin tiene en la mira el territorio de la OTAN» y subrayó el peligro que representa el conflicto ucraniano para el equilibrio europeo. En contraposición, Weidel insistió en que Alemania debería asumir un rol de mediador en la crisis y elogió a Donald Trump como la figura clave para lograr la paz. También mencionó el reciente respaldo a su partido por parte de JD Vance, vicepresidente de EE.UU., quien en la Conferencia de Seguridad de Múnich rechazó los intentos de aislar a la AfD.
El tono del debate evidenció que la AfD ha logrado posicionarse como una alternativa real al sistema político tradicional. Mientras los principales candidatos se alineaban en su contra, Weidel utilizó este cerco como una ventaja, posicionándose como la única voz disidente frente a la uniformidad de los demás. Esta estrategia podría fortalecer su imagen de «partido antisistema» y atraer a más votantes desencantados.
Las encuestas actuales sitúan a la CDU en primer lugar con un 30% de intención de voto, seguida de la AfD con un 22%, mientras que el SPD y Los Verdes pelean el tercer puesto con entre 14% y 16%. Con una fracción considerable del electorado aún indeciso, cualquier acontecimiento de última hora podría cambiar el panorama electoral.