El bloqueo que amenaza con paralizar la conformación del próximo Ejecutivo de la Unión Europea, con Ursula von der Leyen al frente por segunda vez, ha generado un profundo malestar entre los 27 Estados miembros.
Fuentes diplomáticas de al menos cuatro países europeos —Francia, Italia, Alemania y los Países Bajos— han expresado su descontento con la situación, señalando que «España es el único Estado que trae sus conflictos internos a Bruselas«.
El principal foco de discordia es la candidatura de Teresa Ribera, propuesta por Pedro Sánchez para ocupar una vicepresidencia ejecutiva en la Comisión Europea. Aunque su nominación fue bien acogida tanto por von der Leyen como por gran parte de los Estados miembros, el Partido Popular, liderado por Alberto Núñez Feijoo, ha decidido bloquear su nombramiento, al menos de momento. Este rechazo se ha intensificado tras las críticas a la gestión de Ribera frente a los efectos de la reciente DANA.
Pese al bloqueo, Pedro Sánchez insiste en mantener a Teresa Ribera como candidata. Desde Moncloa, señalan que el presidente del Gobierno confía en el apoyo de Von der Leyen, enemistada desde hace años con el líder del Partido Popular Europeo, Manfred Weber.
Y desde el PSOE, advierten de que, si la candidatura de Ribera cae, estarían dispuestos a sabotear el proceso entero, bloqueando también la designación de los otros seis vicepresidentes.
La hostilidad entre Ursula von der Leyen y Manfred Weber se remonta a 2019, cuando la actual presidenta de la Comisión fue elegida para liderar el Ejecutivo europeo, frustrando las aspiraciones de Weber. Ahora, el rechazo a Teresa Ribera ha intensificado esa rivalidad, sirviendo además como un instrumento para que Weber refuerce su posición dentro del PPE de cara a un próximo congreso.
Mientras tanto, Von der Leyen se mantiene firme en su defensa de Ribera, consciente de que este enfrentamiento no sólo afecta a su relación con el PPE, sino también a la estabilidad del próximo Ejecutivo comunitario.