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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Merkel admite la existencia 'no-go zones' tras miles de incidentes y abusos

Entender la situación actual de algunas ciudades alemanes le ha llevado a la canciller su tiempo. Un tiempo vital ahora para hacer frente a la amenaza.


En el mes de junio, a Angela Merkel no le quedó más remedio que admitir que los grupos terroristas habían aprovechado el flujo de verdaderos refugiados de guerra para entrar en Europa. La canciller había decretado más de dos años atrás el Welcome Refugees y había ordenado la apertura de las fronteras europeas.
Los terrorista se valieron entonces de las facilidades del espacio Schengen para recorrer el continente sin ninguna oposición. Alguno de los yihadistas que atentaron en París en noviembre de 2015 se tomaron el lujo de viajar en varias ocasiones por esta ruta con destino a las zonas dominadas por aquel entonces por el Estado Islámico.
Ahora, Merkel también se ha visto obligada a aceptar las informaciones que muestran la existencia de ‘no-go zones’ en Alemania. Estos barrios, zonas donde los agentes de policía tienen prohibido ‘de facto’ entrar, son habituales en Francia, Bélgica, Suecia y Dinamarca. De hecho, el gobierno danés ha anunciado la puesta en marcha de un plan para luchar contra la delincuencia en estas zonas.
«Estoy a favor de las políticas de tolerancia cero. Hay que comenzar a llamar a las cosas por su nombre y hacer algo al respecto», ha explicado Merkel, que ha anunciado la puesta en marcha de un modelo estandarizado de vigilancia en todo el país.
Unas declaraciones sorprendentes de Merkel que chocan con su política, tanto interior como exterior, mantenida hasta el momento. «No podemos simplemente quedarnos quietos mientras existen diferentes estándares de seguridad en diferentes regiones», ha sentenciado la canciller.

Críticas a Rusia

Merkel y el presidente estadounidense, Donald Trump, «están preocupados» por las declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin, acerca del desarrollo armamentístico de su país y por el «impacto negativo en los esfuerzos internacionales para un control de armas».
Según informó el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, Merkel y Trump mantuvieron este jueves una conversación telefónica en la que abordaron el discurso de Putin ese mismo día, en el que el jefe del Kremlin anunció que su país posee armamento nuclear capaz de inutilizar el escudo antimisiles estadounidense y cualquier ataque procedente del exterior.
Ambos líderes coincidieron en la necesidad de esperar a que «se concreten» los planes del presidente ruso, añadió el portavoz, que no dio más detalles acerca de lo abordado en la conversación y se remitió a la «confidencialidad» impuesta en este tipo de contenidos.
En su conversación telefónica, Merkel y Trump se mostraron asimismo de acuerdo en la obligación de que el régimen sirio y sus aliados iraníes y rusos implementen «de inmediato y en su totalidad» la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que «exige un alto el fuego inmediato en Siria».
La canciller alemana y el presidente estadounidense exigieron asimismo a Rusia «poner fin a su participación en los bombardeos de Guta Oriental»
Al mismo tiempo, Merkel y Putin subrayaron que el régimen sirio «debe responder al empeoramiento de la situación humanitaria en Guta Oriental» en lo que se refiere tanto al uso de armas químicas por parte del régimen de Asad como a los ataques contra civiles y el bloqueo a la ayuda humanitaria.

Fallas de seguridad

En febrero de 2016, durante un control policial en Berlín, los agentes se incautaron del teléfono móvil de Anis Amri. Cuando volcaron su contenido, encontraron una imagen del islamista con una pistola, pero ningún agente informó a sus superiores de lo ocurrido. Unos meses después, el terrorista tunecino atacaba la capital del país en nombre de Alá.
El ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, Herbert Reul, ha admitido la gravedad de los hechos y las “grandes dificultades” existentes para continuar la investigación. Y es que los medios alemanes han descubierto una serie de errores cometidos por las agencias de seguridad al rastrear a los sospechosos.
Por su parte, el presidente de los Servicios Secretos alemanes del Interior, Hans-Georg Maassen, ha señalado que el yihadismo internacional volverá a cometer atentados en Alemania y en Europa.
El investigador Bruno Jost ha dedicado los últimos meses a completar un informe sobre la investigación policial en torno al terrorista de Berlín y ataque islamista que terminó con la vida de once personas. La conclusión es tan simple como rotunda: Alemania no cuenta con un sistema de protección adecuado.
Este exfiscal federal ha criticado los métodos de la Oficina de la Policía Criminal del Estado de Berlín, especialmente la labor de algunos agentes, la cual ha calificado como “poco profesional”. Y es que en la oficina de la capital alemana se encontraron informes traspapelados y vigilancias a sospechosos canceladas por “extraños motivos”. Jost ha subrayado que el atentado “podría haber sido evitado” si se hubiera seguido un protocolo similar al utilizado en Francia. No obstante, cabe recordar que el sistema de seguridad francés ha fallado en repetidas ocasiones en los últimos tres años.
Los oficiales de la LKA únicamente vigilaban al solicitante de asilo Amri durante las jornadas laborales. Los fines de semana y los días festivos, las autoridades decidieron que no representaba “un peligro inminente”. Según uno de los informes traspapelados, las actividades islámicas de Amri no eran “lo suficientemente graves” e incluso cuando fue detenido con sustancias estupefacientes fue puesto en libertad horas después.
Amri nunca fue procesado por tráfico de drogas porque la comunicación entre la Policía y la Fiscalía era prácticamente inexistente. Ninguno de los servicios alemanes quiso hacerse cargo del caso del migrante y nunca llegó a declarar ante los tribunales.
Aún hay más. Durante su estancia en Baden-Württemberg, Amri fue detenido con dos tarjetas de identidad italiana falsas. A pesar de constituir un grave delito, las autoridades lo liberaron sin cargo alguno.
Los días posteriores al atentado, según Jost, los agentes manipularon pruebas relacionadas con el ataque para ocultar sus propias fallas y errores. De hecho, el exfiscal ha denunciado a un comisario de Policía por eliminar una serie de archivos claves para la investigación.
 

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