Miles de personas han asistido este sábado al funeral celebrado en la Catedral de Magdeburgo por las cinco víctimas mortales del atentado terrorista en el resultaron más de 200 personas heridas tras un atropello en un mercadillo navideño. Durante el acto religioso, que ha incluido el doblar de las campanadas justo 24 horas después del inicio del ataque, el obispo protestante Friedrich Kramer ha planteado si todavía hay lugares seguros.
«Los criminales violentos se sitúan en el trono de la atención. Todo tiene que tener que ver con ellos y cualquiera que no se alinee debe morir», se ha lamentado el religioso antes de hacer un llamamiento a la unidad de la sociedad. Asimismo, el obispo católico Gerhard Feige apunta que «el brutal ataque e anoche nos ha dejado iracundos e indefensos, dubitativos y desesperados, sin palabras y conmocionados y sobre todo profundamente afectados».
Entre los asistentes al funeral estaban el canciller, Olaf Scholz; el primer ministro de Sajonia-Anhalt, Reiner Haseloff; el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier o la alcaldesa Simone Borris. Más tarde, ya entrada la noche, se han producido concentraciones de grupos en el centro de la ciudad, según recogen medios alemanes.